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Por Pedro Monreal (El Estado como tal)
La Habana.- La inflación creció en Cuba por sexto mes consecutivo en febrero de 2025, con un incremento mensual de 2,75%, equivalente a una tasa anualizada de 38,5%, un nivel muy alto que indica la incapacidad del gobierno para proveer el necesario equilibrio macroeconómico.
La inflación se aceleró en los últimos seis meses, indicando que esencialmente sigue fuera de control, tomando nota de que no pocos economistas consideran que la medición oficial cubana subvalora el nivel real de la inflación del país.
Se produjo una leve moderación de la medición interanual de la inflación (24,02 febrero 2025 vs. 24,23% enero 2025). Desde noviembre de 2023 permanece en el entorno de 20% a 32%, un nivel elevado que cuestiona el relato oficial de “avance” antinflacionario.
La inflación mensual fue atípica en febrero de 2025, en el sentido de que el mayor efecto provino de la división “bebidas alcohólicas y tabaco” con un altísimo crecimiento mensual de 46,76%, veinte veces mayor que la inflación mensual promedio general (2,75%).
El mayor efecto de la división “bebidas alcohólicas y tabaco” se explica fundamentalmente por el “salto” en los precios en manufacturas de tabaco, productos de consumo relativamente amplio, aunque no responden a necesidades básicas.
El alto efecto inusual del aumento de productos de tabaco significó que en febrero de 2025 no fue el incremento del precio de los alimentos la división que tuvo mayor impacto en la inflación general, como es habitual, irregularidad que ha ocurrido puntualmente antes.
Llama la atención que, desde enero de 2024, en medio de oscilaciones se ha registrado una tendencia decreciente del índice mensual de precios de alimentos y desde septiembre de ese año se ha producido una reducción en el índice interanual de los alimentos.
No se conocen suficientes datos de oferta de alimentos para explicar una moderación de precios, pero del lado de la demanda parece estar funcionando el efecto “moderador” de una pobreza masiva relacionada con la compresión brutal de la remuneración del trabajo.