Enter your email address below and subscribe to our newsletter

LA IMPORTANCIA DE LA EXPERIENCIA

Comparte esta noticia

Por Ernesto Sierra ()

Sevilla.- A la sorpresa, el pánico y la angustia generados por el apagón total que sufrieron, ayer, España y Portugal, se va sumando ahora la conclusión generalizada y sensata: somos vulnerables.

Hoy hay más conciencia de que, si bien un mundo mejor es posible, también es posible uno peor y, esta vez el aviso no ha llegado por las pantallas de lo móviles y los televisores: ha sido una realidad que nos tocó a todos.

Cuando pase el momento más difícil, deberíamos retomar los postergados debates sobre el esquema civilizatorio que nos hemos montado como especie, y aprender a distinguir entre lo superfluo y lo vital. Preguntarnos si somos capaces de sostener el estilo de vida que hemos elegido o, más bien, nos imponen .

De momento, todo mi respeto y solidaridad con cualquier persona afectada. Soy un bromista casi crónico pero no celebro los matices extremistas de los que se alegran de esta desgracia; tampoco apoyo los bulos y la manipulación de imágenes para dar imagen de caos y descontrol.

Tuve en suerte pasar los momentos de mayor incertidumbre con mis vecinos y viví la preocupación, la angustia de los niños que no habían vivido NUNCA un apagón, y también el llamado a la serenidad, acompañadado de una caña o un vinito en las terrazas del barrio.

La gestión administrativa a debate

Y habrá que continuar el debate sobre la gestión administrativa, sobre la respuesta de la sociedad en estos casos excepcionales. No es tan difícil; solo hay que imaginar todos los escenarios posibles: el del que se quedó encerrado en un ascensor, en un vagón de Metro, de AVE; el del trabajador en un a grúa a 60 metros sobre el nivel del mar, el de un minero a otros tantos metros bajo tierra; al que tenia los niños en la escuela, un enfermo conectado a una máquina de respiración, al que viajaba en cualquier medio de transporte en esa situación, de horas, que no fue solo un momento.

Para mi sorpresa, como cubano que soy, recibí varios mensajes de solidaridad y algunos de consulta -¡Oh, ironía trágica! por la experiencia que nos reconocen en Apagones.

Así, rápido, lo primero que se me ocurre es llamar la atención sobre la compra compulsiva de papel sanitario («papel paráculo», diríamos en la Isla); que yo sepa, no está demostrada la relación entre los resultados de la digestión humana con la generación de electricidad.

Y bueno, compartirles esta canción del trovador Frank Delgado, un himno nuestro de los años 90 que, lamentablemente mantiene intacta -y hasta crecida- su actualidad; una crónica personal que puede ayudar más que cualquier comentario de opinión.

Ah, y va con guitarra acústica, o sea, se puede cantar en los tediosos momentos de apagón.

Deja un comentario