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LA FLAKKA: LA DROGA CUBANA DEL INFIERNO

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Por Yeison Derulo

La Habana.- De infierno a infierno. Cuba y las drogas. En las calles de la isla, una nueva amenaza ha emergido, una que transforma a los jóvenes en sombras de sí mismos, atrapados en un estado de delirio y violencia incontrolable.

Se trata de la «Flakka», una droga sintética que ha comenzado a propagarse entre adolescentes y jóvenes adultos, llevándolos al borde del abismo con efectos devastadores que desafían toda lógica.

Un viaje sin retorno

Quienes han sido testigos de sus efectos describen escenas sacadas de una película de terror. Individuos que corren desnudos, alucinando con enemigos imaginarios, atacando a desconocidos con una fuerza sobrehumana y sin ningún control de sus actos.

«El cuerpo entra en estado de hipertermia, alcanzando temperaturas extremas de más de 40°C», explica un experto en toxicología.

Este incremento de la temperatura corporal es solo el principio. «El individuo se vuelve psicótico, la mayoría de las veces se rasga la ropa, corre por todas partes, actúa violentamente, alucina, delira…».

El poder de la «Flakka» sobre el organismo es tal que incluso cuatro o cinco policías no son suficientes para contener a una persona bajo sus efectos. La adrenalina disparada por el consumo de esta sustancia otorga una fuerza inusual, pero también sella un destino trágico: una vez reducido, el consumidor tiene altas probabilidades de morir si no recibe atención médica inmediata.

Un peligro desconocido

Parte del problema radica en el desconocimiento que aún existe sobre esta droga. «Es confusa. No es fácil determinar nada por su apariencia, forma o tamaño», explican los especialistas.

Su composición química varía, lo que hace que sus efectos sean impredecibles y altamente peligrosos. Se trata de una sustancia de diseño que imita a otras drogas sintéticas, pero con un potencial de destrucción sin precedentes.

El origen de la «Flakka» y su rápida propagación en la isla han despertado alarmas en las autoridades sanitarias y en las familias cubanas. Sin embargo, la lucha contra su avance se encuentra con múltiples obstáculos: falta de información, escasez de recursos y la rapidez con la que esta sustancia se infiltra en los círculos juveniles.

El futuro en juego

El impacto de la «Flakka» va más allá del individuo que la consume. Las escenas de pánico que provoca en plena vía pública, los actos de violencia extrema y la incertidumbre sobre sus efectos a largo plazo convierten a esta droga en una de las mayores amenazas sanitarias y sociales del momento.

Las autoridades y las comunidades deben actuar con rapidez. La prevención y la educación son las únicas armas para detener una epidemia que, de no ser contenida, podría dejar una generación marcada por el horror de una droga que no perdona.

En Cuba, la «Flakka» ha encendido una alarma que nadie puede ignorar.

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