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Por Redacción Nacional
Matanzas.- Varadero, esa vitrina maquillada que el régimen vende como postal de “Cuba auténtica”, volverá a ser escenario de una payasada diplomático-turística en 2026. El Grupo Gaviota, propiedad de los militares, anunció que allí se celebrará la Bolsa Turística Destinos Gaviota, un evento que en teoría pretende atraer inversionistas y mostrar “la magia” de la isla. Puro cuento. Mientras ellos hablan de tradición y modernidad, la realidad es que Varadero es el oasis de privilegios en medio de un país hundido en la pobreza.
El presidente de Gaviota, Carlos Latuff, se permitió la ridiculez de afirmar que “tradición, modernidad y naturaleza se entrelazarán” en la cita. Como si esas palabras huecas pudieran ocultar que detrás de los hoteles todo incluido se esconden barrios oscuros, desabastecidos y olvidados. El turista ve playas cristalinas, pero a pocos kilómetros en un barrio llamado Fundición hay familias enteras cocinando con leña y niños que apenas comen una vez al día. Esa es la Cuba real que jamás aparecerá en los catálogos de Gaviota.
Dicen también que 2026 será un “año de importantes acontecimientos en Varadero”: primero la Feria Internacional de Turismo y luego la Bolsa Turística. Es decir, el mismo circo repetido, donde se sientan burócratas, militares disfrazados de empresarios y funcionarios del Mintur a vender humo en inglés. Una fachada para tapar el fracaso estrepitoso de un modelo que solo vive de dos cosas: el turismo de resort y las remesas que llegan del exilio.
El delegado del Mintur en Matanzas, Luis Martínez, se atrevió a asegurar que estos eventos serán la ocasión ideal para “mostrar el compromiso de un destino que se reinventa”. ¿Reinventarse? Varadero no es un milagro cubano, es un enclave extranjero en manos de GAESA, inaccesible para la mayoría de los nacionales y sostenido a base de privilegios. Mientras tanto, la infraestructura del resto del país se cae a pedazos, y lo que se reinventa cada día es la creatividad del cubano para sobrevivir en la miseria.
En resumen, lo que se venderá en 2026 no es Cuba, sino el espejismo de Varadero: 57 hoteles, 23 mil habitaciones y el 39 % del turismo internacional. El régimen sabe que no tiene nada más que ofrecer. El verdadero país –el que sufre apagones de 12 horas, hospitales sin medicinas y salarios de hambre– seguirá siendo invisibilizado mientras los jerarcas del poder brindan mojitos con los turoperadores europeos.
Esa, y no otra, es la falta de respeto más grande.