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LA DOLARIZACIÓN Y ESAS COSAS QUE NO SE PUEDEN ENTENDER

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Por Jorge Menéndez ()

Cabrils.- La apuesta del régimen cubano por la moneda enemiga no es de ahora: majestuosos hoteles con precios inaccesibles para los cubanos, taxis en dólares, tiendas de todo tipo en usd, combustible, viajes de turismo en divisas foráneas…

Nada de eso es nuevo. Por lo tanto no entiendo la avalancha de publicidad de todos los diarios «enemigos » de la revolución, haciéndole más propaganda que la que ya se hace el propio régimen.

El nuevo mercado en la parte donde vive la élite castrista, o cerca, ni es el primero, ni será el último en abrirse. El objetivo es exprimir las remesas y vivir a su costa y creo que eso está claro desde hace años.

No es casualidad que abran este tipo de establecimientos cuando suben los aranceles aduanales para enseres personales, sobre todo para los que viajan desde Estados Unidos. Tratan de cortar el oxígeno a las mulas, que traen todo lo deficitario en Cuba, comenzando por comida y medicinas.

De la nueva torre de K y 23 poco se habla, cuando el precio de una habitación ronda en una noche lo que un cubano no puede ahorrar en su vida.

El gobierno cubano ha convertido a Cuba en un país para extranjeros y precisamente su apuesta es, quizás, el fallo más grande hasta hoy

Sus millonarias inversiones en hoteles, campos de golf, inmuebles e infraestructura turística no se sustentan matemáticamente. Con solo ver los niveles de ocupación hotelera y las cifras de turistas al final de año, no es difícil comprender el error garrafal.

¿Qué sucede entonces?

La realidad es que ninguna potencia turística puede calcular un desarrollo turístico lejos de la realidad social del país. Los turistas, además de acudir a las bellas playas, van a enriquecerse de la historia y la cultura del país, pero l gobierno cubano se ha empeñado en separar ambas cosas, olvidando las condiciones de vida de su pueblo, convirtiéndolas en miserable

El turista pasea por caminos que otrora eran avenidas, con baches que parecen piscinas. Pasan por debajo de balcones y edificios a punto de caerse. Asumiendo esos peligros, contemplan montañas de basura pestilente que nadie recoge, y van por calles y comercios desabastecidos con una oscuridad pasmosa por los apagones.

Ese es el panorama general del turismo y el que ve el turista extranjero, que cuando sale a la calle se ve invadido por un ejército de limosneros para resolver su vida, o de otro ejército de vividores que solo persiguen engañarlos y timarlos.

Así las cosas, el turista viene una vez. La siguiente se va a México o República Dominicana, con modelos muy diferente al de Cuba.

Ante esta situación, la única solución sería darle la posibilidad al cubano de emprender y brindar los servicios que el Estado no puede brindar, pero el gobierno no está por esa labor.
Como solución apelan a un cruel neoliberalismo, solapado en las necesidades que ellos mismos crearon, justificadas en el bloqueo.

Nosotros deberíamos preguntarnos:

¿Cómo influye el bloqueo en la construcción de hoteles en Cuba?

¿Cómo influye el bloqueo en la reconstrucción de la Habana Vieja?

¿Cómo influye el bloqueo en la construcción de campos de golf?

Son ejemplos que evidencian que aquello que el gobierno se propone lo consigue, por encima de bloqueos (o embargos).

Las tiendas en usd son parte inalienable del proyecto de dolarizar la economía para la obtención directa de su riqueza, y esto presupone no producir nada en Cuba y apostar por las remesas del chantaje emocional.

Todo, sin duda, ha sido muy bien estudiado. El círculo se cierra abriendo la posibilidad de emigrar para garantizarse las remesas futuras.

Por lo tanto, un supermercado nuevo, cuando todo lo esencial está dolarizado, no debe crear alarma social, ni debemos entrar a cuestionar si se paga en esta tarjeta u otra, o en esta moneda u otra.

La realidad es que todo se debería pagar en pesos. Las mercancías que se venden allí deberían ser producidas en Cuba, por y para los cubanos, y si algún turista entra a comprar allí, también debería hacerlo en pesos.

Esas son las premisas de un desarrollo industrial y productivo que genere nivel de vida, tanto para cubanos como para los visitantes, porque ambos son elementos de un todo, que el gobierno quiere separar. Las pruebas están a la vista.

 

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