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Por José Raúl Gallego
Ciudad de México.- El joven del pulóver blanco es Erlis Sierra Gómez, pediatra residente en Baire, Contramaestre. Al día siguiente de la protesta, las autoridades del territorio se reunieron con algunos de los ciudadanos. Erlis, de forma respetuosa y con un discurso conciliador, les explicó las insatisfacciones que tenían. Incluso, se ofreció para ayudar con cuestiones que les corresponde resolver al Estado, no a los ciudadanos y apeló a la Constitución para defender su derecho a la libertad de expresión.
Al poco tiempo de terminar la reunión, la policía fue a citarlo a su casa, amenazó a su padre, y hoy, tras presentarse a una citación, lo detuvieron.
Erlis, como tantos otros casos, es una muestra de que al régimen cubano no le interesa ningún tipo de diálogo ni entendimiento. Quien defienda sus derechos y los exija, de la forma que sea, es su enemigo y como tal lo van a tratar. Y no, la Constitución de Cuba no garantiza nada, porque en los totalitarismos las leyes son letra muerta, porque no hay división de poderes y porque por encima de cualquier artículo de la Constitución, está el artículo 4 que dice que el socialismo es irrevocable y que hay que combatir por todos los medios a quien intente un cambio de sistema; y el artículo 5 que dice que el PCC es la fuerza superior de la sociedad y el Estado. De ahí para abajo, todo lo demás es violín y todos los derechos políticos y civiles de los cubanos quedan anulados si nos guiamos por esa Constitución porque ¿para qué usted ejerce sus derechos si no es para hacer cambios en el sistema responsable del estado actual de cosas?
Ayer un amigo me decía que estamos en una especie de círculo vicioso: la gente tiene miedo a protestar porque los van a meter presos, pero un día es tan desesperante la situación que salen a protestar, pero la protesta termina en horas y ningún otro pueblo se une y al día siguiente se cumple el miedo que tenían, los meten presos. Y al final muchos pueblos protestan, pero separados, y por separados los meten presos.
Hasta que no se rompa ese ciclo y la protesta sea con un sentido, la libertad, y la salida de un pueblo dé lugar a la salida de todos los demás, como pasó el 11J, se van a repetir estas escenas.
Siete policías descomidos de ese mismo pueblo y un camión de tropas especiales muertos de hambre y picados de mosquitos no pueden con un pueblo entero que se plante y diga: aquí no se van a llevar a nadie preso. Y mientras unos estén cerrando el paso, otros les estén picando las gomas a las patrullas y los camiones y los desarmen. Ya está bueno. La lucha pacífica también es eso, impedir que otros ejerzan la violencia contra quienes no han cometido ningún delito. Y los policías, que valoren en ese momento en qué lugar les conviene más estar. Que los que están ahí sufriendo y reclamando son también sus familiares y sus vecinos.
Entendamos de una vez que a los que están en el poder no les interesa resolver nuestros problemas, solo mantenerse en el poder para seguir robando y haciendo y deshaciendo a su antojo. Hay una sola forma de terminar con la miseria, los encarcelamientos, el exilio y es sacándolos del poder. En las calles, ocupando las instituciones y hasta el final.