Por Edi Libedinsky ()
Buenos Aires.- Hablemos de la asombrosa topografía natural de Sudamérica, un paraíso de una diversidad asombrosa que deja en ridículo a la mayoría de los lugares.
Desde los imponentes picos de los Andes que gritan “¡mírenme!” hasta la extensa selva amazónica, un vibrante corazón de biodiversidad, este continente es un espectáculo deslumbrante de extremos.
Tenemos la belleza árida del desierto de Atacama, el más seco del mundo, donde la vida de alguna manera se aferra a las adversidades.
Luego está el exuberante Pantanal, un humedal tan rico que debería ser ilegal. Sudamérica no solo alberga paisajes, sino que los exhibe como trofeos.
Cada región es una declaración audaz: salvaje, indómita y ferozmente descarada.
¿Quién necesita una guía de viajes cuando el propio terreno cuenta una historia de asombro y maravilla? Esto no es solo geografía; es una obra maestra que espera que la explores.
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