Por Joaquín de la Sierra
()Madrid.- Cuando pensamos en los mejores generales de la historia, nombres como Napoleón Bonaparte o Alejandro Magno suelen dominar la conversación. Sin embargo, existe una figura menos conocida pero igualmente impresionante cuyo récord en el campo de batalla es insuperable: nunca perdió una batalla.
En el siglo VII, el mundo árabe estaba en plena transformación. La península arábiga, un mosaico de tribus nómadas y asentamientos, se convirtió en el escenario de una serie de conquistas que cambiarían el mapa político y religioso de la región para siempre. En este contexto de cambio y expansión emergió un comandante cuya habilidad táctica y valentía en la batalla le ganaron un lugar destacado en la historia: Khalid ibn al-Walid, conocido como «La Espada de Alá».
Khalid ibn al-Walid comenzó su carrera militar luchando contra el profeta Mahoma, pero tras su conversión al Islam, se convirtió en uno de sus más fieles y capaces comandantes.
Bajo su liderazgo, las fuerzas musulmanas lograron victorias decisivas en la guerra de Ridda y en las cruciales batallas contra los imperios Sasánida y Bizantino. Sus campañas en Irak y Siria no solo consolidaron el poder del naciente estado islámico sino que también demostraron su genio militar, capaz de maniobras audaces y estrategias innovadoras.
Aunque su nombre no sea tan reconocido como el de otros grandes líderes militares de la historia, la impecable carrera militar de Khalid y su impacto en la historia islámica lo colocan en una categoría propia.
Post Views: 172