¡INCREÍBLE… UN HUEVO!

Por Guillermo Rodríguez ()

Ciego de Ávila.- Vengo caminando con el cartón de huevos que no pude meter en una jaba, no quería traerlo en la mano, no quiero que me vean, no quiero que me mire con cara de perro mojado quien no se come uno hace meses, hace más, hace tanto…

La veo, lo sospecho, lo intuyo, la observo acercarse…

Más de 70 años, ropa viejita, ya rota, no quiero que lo diga, porque me va a romper y estaba teniendo un día aceptable.

Sé que me va a pedir un huevo, es inminente, es casi inevitable…

Y estoy ya dispuesto de antemano a regalarlo, a desprenderme de él muy a gusto.

Pero me sorprende.

«Mijito estos son los únicos 10 pesos que tengo, no quiero que me lo regales, véndemelo».

Y logro comprender que ella sabe bien que ese no es el precio, logro abrazar a plenitud el hecho de que me está ofreciendo también más de lo que cuesta, muchísimo más…

Esos 10 pesos no los voy a gastar, quedarán a la orilla de mi San Lázaro como ofrenda suprema, a buen resguardo.

Me equivoqué, no lo quería regalado, me lo compró «dignamente» y me rompió aún más.

¡Un huevo coño!