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Por Alina Bárbara López Hernández
Matanzas.- La historia no es una obra de teatro con guion previamente decidido y donde apenas desempeñamos el rol de espectadores.
La falsa narración de que el devenir de la nación cubana sigue una pauta determinada desde el Olimpo del poder, cual continuidad irreversible de la existencia, por siempre hacia delante, a un futuro que jamás disfrutaremos; debe ser cambiada por una nueva narración.
La historia es el transcurrir de nuestras vidas, cada segundo cuenta algo, y de ese guión, eternamente en escritura, todos podemos ser autores.
Nuestros jóvenes acaban de darnos una lección al escribir una página nueva. A ellos rendiré homenaje mañana, cuando ejerza mi derecho constitucional a la protesta no violenta.
Entre las dos y las tres de la tarde, como cada día 18, estaré en el Parque de la Libertad de la ciudad de Matanzas. Las demandas que hago pueden no ser las suyas, no tenemos porqué pensar igual, pero el ejercicio de nuestros derechos debe ser una práctica cívica inherente a la dignidad humana.
Porque la vida es una, y finita. Porque no hay salida ya; ni siquiera emigrar es una salida. Para ser perseguidos en tierra ajena, es preferible intentar cambiar las cosas en la nuestra.
Sí estoy incitando. Incito a la esperanza, al optimismo, a dejar de ser espectadores para ser actores de nuestras vidas.