Por José Walter Mondelo
La Habana.- Recordemos hoy el pensamiento vivo de Baruch Spinoza, «el más noble y querido de los filósofos», en palabras de Bertrand Russell y «el príncipe de los filósofos», según Gilles Deleuze.
El Tratado teológico político es el libro clave de Spinoza y una de las obras cumbres del pensamiento filosófico. “Un libro forjado en el infierno”, lo calificó uno de los muchos críticos de su época. Su crítica radical de la religión organizada y su defensa, más radical aún, de la libertad de pensamiento y expresión, y del régimen democrático, le aseguraron la hostilidad de la mayoría de sus contemporáneos y la admiración de la posteridad.
Aquí una muestra de su pensamiento.
Nadie, en efecto, podrá jamás transferir a otro su poder ni, por tanto, su derecho, hasta el punto de dejar de ser hombre.
El verdadero fin del Estado es, pues, la libertad.
Peca un pueblo cuando hace o permite que se hagan cosas que pueden redundar en su ruina.
Lo que ningún monarca ha podido conseguir ni por la espada ni por el fuego, lo han logrado hacer los eclesiásticos con sólo la pluma.
Si no quieres repetir el pasado, estúdialo.
Sólo es libre aquello que existe por las necesidades de su propia naturaleza y cuyos actos se originan exclusivamente dentro de sí.
– «Comprender es el principio de aprobar.»
– «La experiencia nos ha demostrado que a la persona no le resulta nada más difícil de dominar que su lengua.»
– «La actividad más importante que un ser humano puede lograr es aprender para entender, porque entender es ser libre.»
– «El estado más violento será, pues, aquel en que se niega a cada uno la libertad de decir y enseñar lo que piensa, y será, en cambio, moderado aquel en que se concede a todos esa misma libertad.»
– «Lo único por lo que se distinguen las naciones entre sí es por la forma de su sociedad y de las leyes bajo las cuales viven y son gobernadas.»
– «Es necesario conceder a los hombres la libertad de juicio y gobernarlos de tal suerte que, aunque piensen abiertamente cosas distintas y opuestas, vivan en paz.»
– Estado democrático. He tratado de él, con preferencia a todos los demás, porque me parecía el más natural y el que más se aproxima a la libertad que la naturaleza concede a cada individuo.»
«Para mantener el Estado y para que los individuos obedezcan sus leyes es necesario que éste conceda a los individuos total libertad de pensamiento y expresión. Si el estado suprime toda libertad entonces la obediencia de los individuos pierde su justificación y esto provocará una reacción violenta que destruirá al propio Estado. En esas condiciones, por tanto, el régimen más cercano a lo natural, y al mismo tiempo fundado en la razón, es la democracia, en la que el individuo dispone de libertad de pensamiento.»
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