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Por Rafael Muñoz (Malangablue)
Berlin.- La ONEI acaba de publicar que el Gobierno cubano sigue apostando por el turismo como “locomotora” de la economía. En 2024 invirtió 14 veces más en hoteles que en agricultura.
El primer ministro Marrero insiste en que esta estrategia generará ingresos que el país necesita, pero omite un detalle clave: cada hotel necesita años para recuperar la inversión inicial, mientras que la crisis alimentaria es un problema urgente, de hoy.
Las divisas comienzan a fluir una vez alcanzado el punto de equilibrio (break-even point) que es el momento en que una inversión comienza a generar ganancias después de cubrir todos sus costos.
En el sector hotelero, esto puede tomar:
Hoteles urbanos y de negocios: 3 a 5 años.
Resorts y hoteles de lujo: 5 a 7 años.
Hoteles boutique o pequeños: 2 a 4 años.
Para alcanzar este equilibrio, cada hotel necesita altos niveles de ocupación promedio:
Hoteles económicos: 40-50%
En Hoteles de gama media: 50-60%
Hoteles de lujo: 60-70%
Pero hay un problema: en 2024, los hoteles en Cuba apenas lograron un 25% de ocupación. Es decir, la mayoría de estas inversiones tardarán más de una década en recuperarse, si es que alguna vez lo hacen.
Pongamos un ejemplo: la polémica Torre K, en La Habana. Para recuperar los más de cien millones de dólares que debe haber costado, necesita mantener una ocupación superior al 60% de forma constante.
En el mejor de los casos, no empezaría a dar beneficios hasta 2030 o 2035 si se mantienen los niveles de ocupación actuales.
La decisión del gobierno resulta aún más cuestionable, si se considera que Cuba enfrenta una grave crisis alimentaria.
Invertir en hoteles mientras el país depende de la importación del 70% de los alimentos que consume no solo es irracional, sino peligroso.
Un país con desabastecimiento, apagones y crisis de transporte difícilmente atraerá turistas en los volúmenes necesarios para justificar estas inversiones.
Sin estabilidad interna, la «locomotora» del turismo simplemente no puede arrancar.
Mientras los hoteles tardan años en generar ganancias, la inversión en agricultura podría mejorar el acceso a alimentos de inmediato, reducir la dependencia de importaciones y aliviar la inflación.
En mi opinión: La industria hotelera en Cuba está diseñada para acumular activos, no para generar ingresos inmediatos. Aunque estos hoteles no sean rentables hoy, siguen teniendo un altísimo valor inmobiliario.
Piénsalo así: si compras un edificio de lujo y nadie lo alquila, puede que no ganes dinero, pero sigues siendo dueño del edificio, que vale millones.
No se trata de atraer turistas, sino de acumular riqueza inmobiliaria para el futuro.
La mayoría de estos hoteles no son realmente del Estado cubano, sino que están en manos de GAESA, el poderoso conglomerado militar que controla los negocios más rentables del país y que no rinde cuentas ni al gobierno ni al pueblo.
Mientras el pueblo enfrenta hambre y escasez, los militares están construyendo un imperio inmobiliario que, aunque no genere ingresos inmediatos, sí tiene un valor altísimo en bienes raíces.
Y aquí es donde veo un paralelo con lo que ocurrió en Rusia tras la caída de la Unión Soviética. Cuando el régimen colapsó, la antigua élite comunista se convirtió en oligarcas multimillonarios de la noche a la mañana, apropiándose de las empresas más valiosas del país.
En Cuba podría estar pasando lo mismo: hace un par de años se anunció una supuesta supervisión rusa de la que no se habló más.
Si el régimen se debilita o desaparece, los militares ya habrán asegurado una fortuna en propiedades. En un escenario de transición, podrían:
Privatizar los hoteles a su favor, como ocurrió en Rusia.
Salida a bolsa: Venderlos en mercados internacionales, generando enormes ganancias.
Convertirse en la nueva élite económica, manteniendo el poder con otro rostro.
Exilio dorado: si la situación en Cuba se vuelve insostenible, la élite militar podría vender sus activos y llevarse el dinero fuera del país.
En mi opinión no estamos viendo una inversión en turismo, sino la preparación de una élite para seguir dominando la economía, con o sin dictadura.
Mientras la población cubana sufre hambre y escasez, los militares construyen desenfrenadamente hoteles que no generan beneficios hoy, pero sí pueden convertirlos en multimillonarios mañana.
Si esta estrategia no salva la economía ya vendrá Marrero a pedir confianza y echarle la culpa al bloqueo mientras el pueblo aguante, pero llegado el momento que las cosas se le vayan de las manos, los nuevos dueños del país cambiarán los trajes verde olivo por sus trajes de empresarios.