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Por Sergio Barbán Cardero ()

Miami.- El testimonio de la Dra. Hilda Molina podría ser también el mío, y el de millones de cubanos que, como ella, fuimos engañados por Fidel Castro.

No solo fue traicionada nuestra generación; también la de nuestros padres, nuestros hijos y nuestros nietos. Y todavía hoy esa macabra dictadura pretende perpetuar su ideología para nuestros descendientes que aún no han nacido. Hasta allá llega la maldad de este régimen.

Ver el vídeo de las palabras de la doctora Molina: (https://www.youtube.com/watch?v=H54ixgMuBWM)

Decía la Dra. Hilda Molina: «Puse mi libertad y mi derecho a pensar en las manos del señor Fidel Castro. Y yo creo que… No, que el derecho a pensar con el cerebro que cada cual tiene es de uno. Además, comencé a vivir en ese momento, no mi proyecto de vida, sino el proyecto de vida de los señores que dirigían ese proyecto.

«Siempre me recuerdo y me siento orgullosa, aunque me equivoqué, pero me siento orgullosa de lo que hice. Me recuerda a una adolescente soñadora, rebelde, protagonista de verdad de aquel proceso, asumiendo sacrificios a los que no estaba acostumbrada, sacrificios muy complicados, sin pedir ni recibir nada, porque yo estaba convencida, estábamos convencidos los jóvenes de mi generación, de que estábamos forjando una patria perfecta, donde nacería el hombre nuevo.

«Así nos dijeron. No puedo detenerme a contar todo lo que hice, pero sí les digo que muy pronto comencé a vivir una angustia existencial en la que se mezclaban miedos, dudas y decepciones.»

Lo mismo que sentimos otros cubanos

Estas palabras son un espejo de lo que sentimos tantos cubanos. Son la voz de quienes entregamos lo más valioso, la libertad, la esperanza y la juventud, a un proyecto que solo trajo dolor, división y cadenas.

Y aunque muchos despertamos, aunque muchos alzamos la voz, el régimen sigue con sus cantos de sirena, tratando de seducir y engañar a nuevas generaciones para que repitan el mismo sacrificio estéril.

Pero testimonios como este, y como el mío, quedan para decirle al mundo y a nuestros hijos y nietos: ¡Basta ya! No permitamos que ese ciclo de engaño y sufrimiento siga marcando el destino de Cuba. ¡Abajo la dictadura!. El pueblo cubano merece ser libre.

NOTA: Quienes hemos seguido las transmisiones del 5to Período Ordinario de Sesiones de la Asamblea Nacional del Poder Popular, en su Décima Legislatura, hemos visto con tristeza cómo muchos de los jóvenes presentes repiten los mismos pasajes de engaños que marcaron nuestra historia.

Hablan con las mismas palabras aprendidas de un libreto viejo, con las mismas consignas que nos sedujeron a nosotros en otro tiempo. Se les ve convencidos, como lo estuvimos nosotros, de que están forjando algo grande y justo, sin darse cuenta de que solo están heredando una estructura de opresión que no les pertenece ni les hará libres. Y duele, porque es como vernos a nosotros mismos hace décadas, atrapados en la misma ilusión.

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