HABLAR SOLO CUANDO APORTA ALGO
Por Manuel Viera ()
La Habana.- Hace algunos días estoy callado y seguiré así. Solo observo y callo. Observo como crecen el irrespeto y la desunión entre cubanos.
Abundan los criterios extremistas y absurdos por estos días.
Es muy notable una suerte de competencia para medir egos, competencia en la que solo hay un ganador, pero en la que todos creen tener la verdad absoluta, cuando la verdad está presente de a poquito en cada uno de nosotros.
Si en la política se tratara de imponer criterios, yo odiara profundamente a la política. La política surgió precisamente para lo contrario. Como soy un hombre sin ego, prefiero hacerme invisible cuando un millón de políticos expertos se sienten, a la vez, enviados de Dios.
Soy un amante de la política, no de ególatras, no de estadísticas, no de bretes, ni de chismes. El brete y el chisme me hacen valorar más mi tiempo.
No valoro las bolas de trapo. Seguiré por acá, pero en el más absoluto silencio. Aunque generalmente escribo mucho, soy en lo personal un hombre de muy pocas palabras. Suelo hablar solo cuando hablar aporta, cuando sirve de algo.