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Por Jesús Hernández Villapol (Tomado del blog “Crónicas de Júpiter”)
Una de las noticias que ha acaparado la atención en los últimos tiempos es la elección del nuevo Papa, honor que recayó en el estadounidense Robert Francis Prevost, tras el fallecimiento de Francisco (Jorge Bergoglio), quien estuvo al frente de la iglesia católica por espacio de 12 años.
Prevost, originario de Chicago, de 69 años, con ciudanía peruana, es León XIV, desde el 8 de mayo de 2025, para regir los destinos del Vaticano.
Más allá de sus atributos religiosos, tras conocer su biografía he comenzado a verlo como alguien cercano, que mucho puede hacer por la unidad y la paz, en un mundo permeado de guerras, ansias de poder, migraciones y corrupción.
Su pasión por el deporte me ha hecho percibirlo como alguien que no vive aislado de la realidad, ya han trascendido imágenes en las que se le puede apreciar disfrutando de un partido de béisbol de su equipo favorito, los Medias Blancas de Chicago, que también es seguidor del fútbol, que práctica con frecuencia el tenis y que tiene el hábito de ejercitarse físicamente.
En el acto de entronización como Papa, celebrado en Roma, se produjo un hecho inédito en la historia del Vaticano, cuando rompió todo protocolo para abrazar a su hermano mayor Loius, quien se encontraba entre los asistentes, algo nunca visto en siglos de la iglesia, lo cual dice mucho de la percepción de sus deberes, no aislados de la esencia de la gente común.
Resulta llamativo que en una época en que la tendencia es ir hacia países desarrollados, Prevost realizó el viaje a la inversa en 1985, yendo hacia el sur, a Perú; donde realizó diversas laborales sacerdotales, hasta su nombramiento como obispo de la diócesis de la humilde localidad de Chiclayo, donde se ganó el respeto y la admiración.
Su estancia en el país sudamericano, trabajando con sectores vulnerables, le ofreció una visión de primera mano, que lo hizo identificarse plenamente con la causa de los inmigrantes y concretamente, con la de los venezolanos que han tenido que instalarse en Perú, huyendo de la terrible situación a que los ha llevado el chavismo, amplificado ahora con Nicolás Maduro.
En la última década 1,5 millones de venezolanos aproximadamente han sido acogidos por Perú, mientras que Estados Unidos pretende dejar sin protección temporal a 350 000 ciudadanos de ese país que estaban amparados desde el 2023 por el conocido como TPS (Estatus de protección temporal).
Es de resaltar que León XIV ha expresado su apoyo a la migración “como un derecho, pero también ha reconocido el derecho a no tener que migrar y a vivir dignamente en los países de origen”.
La tarea será ardua, en su camino está mediar para poner fin a la guerra de Ucrania, por la invasión rusa; a los conflictos en Gaza y África y el hacer entender que dictaduras como las de Nicaragua, Cuba o Venezuela no tienen cabida en un mundo que sueña con la paz y la libertad.
Un Papa cercano a las personas, que aboga por la construcción de puentes y no muros, es motivo para el optimismo.
(Júpiter mayo 2025)