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Por Robert Prat ()
Nueva York.- Aaron Boone movió a los suplentes como si hubiera aprendido de los mejores managers de la historia de los Yankees. Cada uno de ellos hizo su trabajo para darle la victoria por 4-3 ante los Padres de San Diego.
Ante todo, el zurdo Max Fried volvió a lanzar un gran partido. Lo hizo durante siete capítulos, en los cuales se equivocó una vez, ante el zurdo Jackson Merrill. Merrill le sacó la pelota por el jardín derecho a 417 pies.
Cuando Fried, que está invicto aún, dejó el box, su equipo estaba debajo. Además, no había bateado el primer hit, que salió del bate de Cody Bellinger. Bellinger mandó la pelota a 373 pies por el prado derecho ante un Dylan Cease inmenso.
Y con la salida de los abridores, todo se vino abajo. Ian Hamilton entró en complicaciones. Cuando Boone llamó a Luke Weaver para aplacar la situación, el derecho volvió a fallar. Así, los Padres se fueron arriba por un 3-1 que parecía definitivo.
Los Yankees fueron a batear en el final de la octava y Oswaldo Cabrera negoció boleto. Entonces Boone trajo a batear a Trent Grisham, quien aprovechó un pitcheo en zona y sacó la pelota del parque (387) por el jardín derecho.
Weaver trabajó el noveno con tranquilidad y el venezolano Robert Suárez lo hizo por los Padres de la misma manera, aunque permitió sencillo de Bellinger.
Devin Williams subió al box para el noveno y aunque se le llenaron las bases, logró los tres outs por la vía del ponche.
En el cierre, Jasson Domínguez abrió en la intermedia. Oswaldo Cabrera lo movió a tercera con toque de sacrificio y Boone llamó a batear a J.C. Escarra, quien sentenció el partido con elevado de sacrificio a lo último del jardín izquierdo.
De esta forma, los Yankees se apuntaron la Serie ante los Padres e iniciarán otra desde el viernes ante los Atléticos en Sacramento.