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¿FUI UN BUEN TRABAJADOR?

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Por Esteban Fernández Roig
Miami.- Les explico una contradicción: fui un magnífico trabajador sin gustarme trabajar. Solo fue un gran esfuerzo para mantener a mi familia.
Entre dos empleos trabajé cuarenta y pico de años, siendo el primero en arribar al trabajo, sin llegar tarde, sin apenas faltar, sin guillarme ni tirar majá, llevándome bien con los jefes y con los compañeros de trabajo, sin robar y sin una sola mancha en mi expediente laboral.
Sin embargo, al mismo tiempo siempre preferí estar en mi hogar que en el empleo, me pasé 44 años mirando al reloj esperando la dichosa hora de irme para la casa.
Era el mejor trabajador sin disfrutar del trabajo, cuando había que trabajar lo hacía más que nadie, y al mismo tiempo lo que más me gustaba del trabajo eran los fines de semanas, los días feriados, y las vacaciones.
Nadie me ganaba a la hora de pinchar duro, sin tan siquiera imaginar mis jefes que estaba desesperado porque sonara el timbre anunciando el “brake”…
Sólo hubo un trabajo que me hubiera gustado hacer: el de Policía. Pero no policía de tráfico, ni de patrullas y mucho menos de motocicletas. Me hubiera gustado ser detective, con cuello y corbata, investigador de crímenes.
Cuando salí del “Army” -joven y fuerte- quise intentarlo, sin embargo, no dominaba perfectamente el inglés. Mi gran amigo Carlos Fandiño lo logró felizmente y hoy en día es uno de los policías más antiguos en LAPD. Lo envidio sanamente.
Al final de la jornada, ya super contento de estar retirado, creo hice una labor (sin ganas de hacerla) adecuada, y cuando me encuentro en la calle con ex supervisores, “coworkers” y clientes me abrazan y me dicen que me extrañan. Los engañé, vaya, ni cuenta se dieron que nunca quise estar ahí.

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