¡FUE UN DERRUMBE DESDE ARRIBA!

Un país rico en recursos naturales y talento humano, pero sumido en la miseria por errores políticos irreversibles y una economía asfixiada por la carrera armamentista. Gorbachov, con una lucidez desgarradora, reconocía que los intentos de reformas parciales habían sido insuficientes,. innumerables fueron los intentos pero no hubo solución aparente. La URSS necesitaba un cambio radical, un cambio que, a la postre, significaría su disolución.

Las causas de este colapso fueron múltiples y entrelazadas: un sistema económico centralizado e ineficiente, una burocracia omnipresente que sofocaba la iniciativa individual, una ideología rígida que negaba en esencia la dialéctica, el desarrollo humano y la innovación, y una carrera armamentista que drenaba los recursos del país. A esto se sumó la creciente insatisfacción de las repúblicas soviéticas, que anhelaban mayor autonomía y ansiaban liberarse de las garras de un poder central cada vez más débil, así como el descontento popular que hizo desconectar la dirección del país de sus bases populares.

Gorbachov, con sus políticas de perestroika y glasnost, intentó modernizar el sistema y abrirlo al mundo exterior. Sin embargo, estas reformas, aunque necesarias, desencadenaron fuerzas centrífugas que acabaron por desmantelar la Unión Soviética. La resistencia de los sectores más conservadores del partido comunista, la incapacidad de controlar la inflación y la escasez de bienes de consumo, y la creciente desigualdad social fueron algunos de los factores que minaron la autoridad de Gorbachov y aceleraron el proceso de desintegración.

El colapso de la URSS fue un acontecimiento histórico de gran magnitud, con profundas implicaciones para el orden mundial y para la vida de millones de personas. Su legado sigue siendo objeto de debate y análisis, y sus lecciones continúan siendo relevantes en la actualidad.»