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FINAL DE LA LIBRERÍA COMO IMÁN ESPIRITUAL

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Por Arnoldo Fernández ()
Contramaestre.- Visitar la librería de mi pueblo, tres o cuatro veces a la semana, era una de mis obsesiones favoritas: ¡cuánto disfrute!, ¡cuánto placer!, ¡cuánto diálogo venturoso en aquel lugar!; con muy poco dinero me llevaba a casa libros muy buenos.
Leer era un regalo. Leer era salvarme. Leer era creerme libre. Conversar era una seducción muy especial. De 2021 para acá los libros en formato de papel desparecieron de la librería de mi pueblo. Mi espíritu no tuvo más regalos.
La estupidez ganó la mente de mucha gente. La conversación desapareció de aquel reino. Ahora la librería es otra, sus trabajadores para sobrevivir han migrado a nuevas formas de mercado, allí hay de todo, menos libros para vender.
Pregunté a muchos amigos sobre el estado de las librerías en sus pueblos y confiesan que pasa lo mismo que en el mío.
Parece llegado el final de la librería como imán espiritual de los tiempos. Me resisto a creerlo. Me cuesta aceptarlo. Soy un hombre de otra época. Pienso en el escritor José Lezama Lima, empeñó sus mejores trajes para asumir el costo de “La expresión americana”, no pasó de cien ejemplares la impresión.
Lezama no ganó ningún dinero, cada libro lo hizo llegar a los lectores correctos y aún hoy la gente recuerda esa monumental obra.
Hay que hacer como Lezama, encontrar lectores apasionados y no creer que, vendiendo libros, seremos ricos.
Quizás vuelva la librería de mis sueños, la que conocí en el pasado.  Ojalá y el lector encuentre en ella los libros que escribí y pagué gracias a mi amor. Ya lo dijo Martí: «Amor con amor se paga.»
*Imagen de lo que será mi último libro. Ha sido posible gracias a mi amor.

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