Por Pucho Oroza
Varadero.- Se cumplen siete años de un día trágico para el deporte cubano, víctima de un paro cardíaco fallecía en la Habana, en 2017, a los 52 años de edad, «El Gordo», uno de los sluggers más temibles del béisbol de éste país: Romelio Martínez.
Podrán haber existido o existir en el futuro bateadores de igual fuerza, diría que pocos, pero de mayor poder, imposible. De esto no tengo pruebas, pero tampoco dudas, porque las muñecas de Romelio fueron privilegiadas. Las anécdotas de sus batazos son leyendas que recorren todos los rincones de esta Isla. Hay quiénes recuerdan haberlo visto sacarla al primer «picó», del inmenso Latinoamericano y en innumerables veces por encima de los techos de los estadios en todo el país.
En 15 Series Nacionales conectó 1289 indiscutibles, 164 dobles y seis triples, para recorrer un total de 2585 bases; empujó 1055 carreras y anotó 927, con 1073 boletos, para una línea AVE/OBP/SLG de 271/421/544. Tuvo en 1989, el OPS más alto de todos los tiempos para una campaña, 1816.
Lo suyo era darle duro a la bola, mandó más allá de las cercas 370 pelotas, actualmente sexto de por vida. Es el pelotero con mejor frecuencia de jonrones en Series Nacionales, con un cuadrangular cada 12.84 veces al bate, además de ser número uno también en el Factor Poder (que mide las bases alcanzadas por los bateadores producto de sus conexiones), siendo el único que tiene más de dos, con un promedio de 2.01 bases alcanzadas por batazo.
Según los números de Alejandro Acosta, Orestes Kindelán, líder de todos los tiempos en jonrones (487), tuvo 1940 veces al bate más que Romelio, al ritmo y frecuencia de vuelacercas del Gordo. Si hubiera tenido las mismas veces al bate, hubiese terminado, de por vida, con 488. Uno más que Kindelán. Ningún otro bateador, con más de 1000 comparecencias tiene un porciento más elevado de batazos de cuatro esquinas (370) por extrabases (540) que el de Martínez con 68.5%, además del mayor ISO con 373.
Romelio era Romelio, su forma peculiar al bate, su rodilla pegando la tierra en su swing y las pelotas tomando altura y distancia son el recuerdo de los que lo vimos jugar. Lástima no haber tenido statcast para tener constancia exacta de sus batazos. Líder de aquellos bateadores equipos Habana de la era aluminio.
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