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Por Ramón García Guerra ()

La Habana.- Entiendo que llegó el momento en que colectivos y comunidades en la sociedad debieran de realizar sus propias acciones en contra del tarifazo. Porque si no lo hacen la protesta de los estudiantes será acallada. Entonces, el movimiento por una Cuba Libre habrá sufrido un duro golpe del cual jamás se podrá recuperar.

El ciclo de protestas del 11J (2021) fue seguido de una estampida migratoria que hizo de válvula de escape. Esto logró que la presión se redujera y que el conflicto pasara a un estado de latencia. Pero eso no volverá a ocurrir. Porque la acción represiva del régimen abrirá una herida que no sanará sino en décadas. Aunque el ambiente de desazón que dejaría la contienda haría que el conflicto sea recursivo.

Tratando de hallar una salida a la grave situación creada aparece el diálogo como la mejor solución. Pero el diálogo, dijo Paulo Freire, sólo se podría dar entre iguales o diferentes; nunca entre opuestos.

La historia al final pasará la página y quienes hoy están en el poder serán olvidados. ¿Alguno de los jóvenes que participan hoy en el paro estudiantil sabe quién fue Edith García Buchaca? Significa que los efectos negativos de esta jornada no se reducirán a un dato en la biografía de una persona.

El malestar es generalizado

Aunque lo peor es la miopía política de aquellos que sólo ven enemigos en medio del conflicto en que estamos. Entiéndase lo que digo, así de simple, como un resultado del conflicto Cuba podría retroceder ocho décadas en la Historia.

Luego se sabe que la cuestión de fondo que ha movilizado a los estudiantes no sería resuelta lo menos en una década. Durante ese tiempo las tensiones se mantendrán y el espíritu de confrontación no habrá cesado. Entre otras cosas, porque en Cuba el régimen no tiene una salida democrática para tan grave situación. Estamos ante un malestar popular que recorre la Isla. Esto es resultado de un montón de políticas de Estado fallidas en más de seis décadas.

Creemos que la única manera que tenemos para proteger a los jóvenes iracundos que han salvado la dignidad de todo un pueblo. Para asegurar el triunfo de la causa que defendemos, sería avanzar con un movimiento de masas que se extienda más allá de los predios universitarios. Además, que sume a colectivos y comunidades en toda la sociedad.

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