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Por Tony Ex Flaco ()
Aunque nadie recibe una cuenta por enviar a sus hijos a la escuela, la educación dista mucho de ser gratuita en Cuba. De hecho, es más adoctrinamiento que educación, pero de eso podemos escribir otro día.
Hace mucho, pero mucho tiempo, el Ministerio de Educación se ha desentendido de mantener la educación en el país. Las escuelas están cada vez en peores condiciones. No hay suficiente base material de estudio, léase cuadernos, libros de texto, etc. El régimen se desgañita y se rasga las vestiduras culpando al «bloqueo.» Por esta razón, pocos recuerdan que casi todos los lápices y gomas de borrar, así como las libretas y casi todos los libros de texto se producían en Cuba.
Lo que al principio, hace muchos años, comenzó como una iniciativa de un grupo de padres para mejorar las condiciones del aula de sus hijos. Se ha convertido hoy en una amarga obligatoriedad. Depende de los padres, casi exclusivamente, la pintura de las aulas, arreglar las sillas, mesas. Además, deben organizar una ponina para comprar ventiladores. Sin estos, los niños ¡se asan! en aquellas aulas poco ventiladas y mal iluminadas. Esto ocurre si no fuera por el concurso y los bolsillos de sus familiares dentro y fuera del país.
¿Uniformes? Uno de los logros más cacareados era la uniformidad, la igualdad. Era esa superficialidad según la cual todos los niños eran iguales tan solo por el hecho de que iban igualmente vestidos a la escuela. Hoy día, una simple tienda en Miami vende más uniformes escolares que probablemente todas las de La Habana. Eso por no hablar de las tan necesarias mochilas, los tenis y todo lo demás. Todo es necesario para que un niño vaya cada mañana a la escuela.
Salvo contadas excepciones, la calidad y profesionalidad del claustro docente es cada vez más baja, cada vez peor. Pese a que la lógica sugiere pensar lo contrario, cada año los maestros están peor preparados. Como resultado, los padres que aún se preocupan persiguen a aquellos maestros y profesores ya retirados. Algunos de ellos ya ancianos, les repasan a sus hijos aquellas materias que supuestamente debieron recibir en la escuela. Esto sucede a todos los niveles: primario, secundario e intermedio. También ocurre en la preparación para las famosas y temidas pruebas de ingreso.
El resultado y la realidad son tan desastrosos que hoy no es necesario aprobar estas para acceder a la universidad. De hecho: un estudiante que sacó 40 puntos puede empezar a estudiar Medicina con tal de eludir el Servicio Militar Obligatorio. Sí, Obligatorio. Pero eso queda también para otro momento.
Hoy día solo se habla del tarifazo de ETECSA, el emporio telefónico de la mafia que controla el gobierno del país. Esto también afecta a la Educación. Ante la ausencia casi total de libros de texto y de consulta actualizados en las bibliotecas, se hace imprescindible el acceso a internet. Esto es necesario tanto para el estudio diario y previo a los exámenes como para la preparación de tesis y proyectos de grado. Nuevamente recae sobre los angustiados y saqueados bolsillos de los padres y familiares la compra de paquetes de datos. Estos llegan a cuatriplicar el monto de un salario promedio de un cubano. Esto además deja de lado las computadoras de mesa y laptops que son inaccesibles para el cubano de a pie.
Entre todo esto y la espiral de violencia en la que está envuelto el país, cosa que también se manifiesta en las escuelas y que cada vez menos pueden ocultar, la educación se va convirtiendo, cada vez más. Se está transformando en otro lujo que la mayoría de los cubanos de la isla no se podrán dar.