
EN MI TIERRA LOS CERDOS SE COMEN A LA GENTE
Por Javier Bobadilla ()
La Habana.- En mi tierra, los cerdos se comen a la gente. Ustedes solo se dan cuenta cuando hacen un festín, pero yo lo veo todos los días.
Y yo no sé ya si unirme a la masa, y dejar de entender, dejar de ver. Dejar de esperar mi hora de ser comido, y mientras, oír reguetón felizmente y discutir si el Barça es mejor que el Real Madrid, o si el Bebeshito se pega más que Chocolate.
O si Trump es bueno o es malo, que para el caso…
Si la Democracia fuera una religión, el Capitolio sería el templo. Si esa religión es una corrupción de lo que debería ser, es lógico que el templo se profane.
Nunca me voy a cansar de repetir esta imagen: hubo gente que empuñó una espada y se fue a la guerra, a pelear y a morir, para ganar el derecho a construir ese Capitolio y lo que representa. A conquistar la libertad con el filo del machete. El Capitolio es sagrado.
Para que ahora la Machi descubra que tiene a su disposición un lugar fantástico para organizar eventos turísticos. By the way, estos son los precios de las actividades del Festival de Habano. Todo lo que se recauda aquí es para el pueblo.
Noche de bienvenida € 500
Visita a plantaciones € 150
Seminario internacional € 450
Noche intermedia € 700
Visita a fábrica € 100
Cena de gala € 1250
Subasta € 100
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Total € 3250
€1250 solo por la cena. Me parece un precio justo.
A los pies de la estatua de La República te sirven el cuerpo y la sangre del pueblo de Cuba. Una mulata bella canta y baila. Afuera, a menos de 100 metros, Centro Habana y La Habana Vieja se caen a pedazos y viven siete en un derrumbe de 4×4 sin arroz para comer.
El bicitaxista empuja el bicitaxi. Para él, el Capitolio en el Prado nunca ha sido más que un edificio monstruoso con un propósito indefinido. Una cosa que alguien construyó porque tenía mucho money, y no sabía en qué derretirlo. Nunca ha sido suyo, ni el 11J cuando se tiró unas pedradas con la policía a los pies de su escalinata.
La piara tampoco lo entiende, por cierto. La piara nunca ha construido nada. Todo lo ha encontrado hecho, listo para destruir.
El dinero para la última reparación no sé de dónde vino. Sé que Putin mandó a enchapar la cúpula en oro 22. Para inaugurarlo el 2019 junto con la Nueva Constitución y la Nueva Era Cubana. Hasta eso -que era un negocio redondo para ellos-, lo lograron cagar.
Siempre han sido así. Cagan donde mismo comen.
En un patio interior del Capitolio, puño en alto, preside una estatua de Lucifer. Como país, un día celebramos el pecado de la soberbia. Ahora celebramos la estupidez. Los líderes se parecen a los tiempos, me dice Rossana. Nosotros tenemos un socotroco de mirada perdida y su mujer chillona y ambiciosa, pero esos dos son solo la punta del iceberg. Debajo hay muchos más que alimentar.
En mi tierra los cerdos se comen a la gente. Puede que solo te enteres días como hoy. Yo te aseguro que ocurre todos los días.