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EN CUBA VAN QUEDANDO POCAS VERDADES

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Por Laritza Camacho
La Habana.- Si por cada idea de cubano, por cada canción de cubano, por cada punto de vista, nos ponemos hiper críticos como si la verdad fuera nuestra y de nadie más…estamos fritos.
Si solo respetamos el estadio a lleno total…no valoramos los pequeños conciertos en salas vacías que eventualmente pueden conducirnos al estadio, si dan palo porque bogas y palo porque no bogas, seguiremos flotando en una isla a la deriva. ¿Quieres eso?
Hay verdades como templos, pero en Cuba van quedando pocas de esas verdades «absolutas»…hasta el cañonazo de las nueve te puede llegar con segundos de retraso…influye la velocidad del sonido, la bulla o el silencio de las cazuelas y hasta la bulla o el silencio de tus tripas…
Sin embargo, cuando sentimos el cañonazo, algo nos hace decir instintivamente «son las nueve» y hasta somos capaces de poner el reloj en hora, sin el más mínimo cuestionamiento…
Igual pasa con todo lo demás. Te han dicho tantas veces que tu hermano es el enemigo y que quien no salte es yanqui…que aún estudiando para coger la ciudadanía Yuma, no dejas de saltar.
Cambias y cambio…cambiamos todos ¿Por qué no cambiamos también las agresiones, los repudios y la discusión de esquina caliente improductiva que nos divide a conveniencia de ellos?
Ellos en el poder y nosotros unidos.
Otro detalle: ¿te has puesto a pensar que el cañonazo que escuchas puntualmente servía para cerrar las murallas?
Cerrar murallas indica protección, aislamiento, yo en el centro, yo a salvo. Ese cañonazo es el que se hizo tradición y verdad. ¿Y a qué hora se abre la muralla?
Que la mente crezca, como la ciudad, más allá de las murallas. Un simple buenos días, te escucho y no te juzgo. Abre puertas, derriba murallas, nos une.

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