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ELLOS MISMOS SE QUEMARÁN SOLITOS

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Por Oscar Durán

La Habana.- Cualquiera ve la foto de portada y piensa que el señor del tabaco Espléndido es un gobernante excelente, un tipo que merece disfrutar de esos lujos porque tiene un país tercermundista en vías de desarrollo, catalogado como la Suecia de América. Cualquiera, vuelvo y repito, lo puede creer, mientras no sea cubano, por supuesto.

Nosotros conocemos bien a ese Singa’o, un tipo que esa misma noche tenía una isla apagada, pero se estaba embolsillando millones y millones de dólares ante la mirada atenta de unos cuantos oportunistas. Hace rato esta gentuza sobrepasó los niveles de la cordura para convertirse en unos sinvergüenzas con poder.

Puede ser una imagen de 2 personas y texto que dice "AFP"Hasta el cornudo de Gerardo Hernández Nordelo -aunque no lo crean- se desmarcó con lo ocurrido esa noche en la Fiesta del Festival del Habano. El coordinador de los CDR publicó en sus redes sociales cómo en el año 2001, Fidel Castro se probaba un sombrero de Compay Segundo, antes de ser subastado por 17 mil usd en el Festival Internacional del Habano de ese año, para donarlo más tarde al sistema de salud cubano.

Al menos yo interpreté el post del espía como una crítica a su presidente, a fin de cuentas,  ni un solo medio oficialista ha publicado todavía el destino de la millonada que ganó la dictadura en las subastas del Capitolio y tampoco Hernández Nordelo ha salido a defender al marido de la Machi.

Vayan de nuevo a la foto de portada y mírenla. Un país a oscuras, pasando las de Caín y este tipo vacilando en una fiesta y fumándose un habano, confeccionado por un guajiro de Pinar del Río que a esa hora estaba matando 62 mil millones de mosquitos alrededor de su cabeza.

A esta calaña de gente uno no le puede tener clemencia a la hora de juzgarlos. En las mismas cárceles donde hay miles de inocentes, deberíamos meterlos a todos por los próximos 145 años para que sientan en carne propia cómo se vive en sus propias mazmorras.

Sigan, sigan disfrutando y burlándose de tantas almas infelices. La justicia tarda en llegar, pero siempre llega. Con la misma intensidad que ese tabaco quemó y se hizo cenizas, así mismo van a quemarse todos ustedes cuando les llegue su hora.

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