Por José Luis Tan Estrada
Canagüey.- Tiene solo nueve años y vende pomos de shampoo en la calle para poder darle de comer a su hermanito y a su mamá. Vestido con el short de su uniforme escolar, me encontré con este pequeño gigante ofreciendo sus productos en una cafetería.
Apenas lo vi, me acerqué y conversamos durante unos minutos.
-¿Qué estás haciendo?-le pregunto para conocer su respuesta
-Vendiendo unos shampoos- me dice
-¿Y eso para qué lo estás vendiendo?
-Eh, para comprarle comida a mi mamá y a mi hermanito, que tiene siete años, y también para comprarme un paquete de pellys.
-¿Ya almorzaste? -le pregunto, eran las 12:30 pm
-No
Le compré una merienda y observé cómo guardaba la mitad. Al preguntarle por qué hacía eso, me respondió:
-«Para llevárselo a mi mamá y a mi hermanito»
Un niño de 9 años, cargando el peso de un hogar casi sobre sus hombros, mostrando un profundo amor y empatía por su familia. A tan corta edad, la vida lo está tratando duro.
Kevin se fue con su jaba verde llena de pellys, dulces, confituras, y un poco de dinero, para que, aunque sea por hoy, pudiera jugar en la calle con los niños del barrio, y no estuviera vendiendo shampoo.
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