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Por Fernando Clavero ()
La Habana.- Lo del manager del equipo Cuba pica y se extiende. Pasan las semanas, los meses, y no dan a conocer el nombre del hombre que dirigirá las cuatro letras al Clásico. Y no, no hay secretismo. Es solo un problema de estado.
A diferencia de otros países, que ya nombraron al entrenador, para que tenga tiempo de ver a todos los jugadores que participan en diferentes ligas, y luego convocar, en la isla eso no preocupa, porque no hay mucho de dónde escoger, y tampoco elegir.
En cualquier país del mundo, la designación de un entrenador, un técnico, un director, es asunto solo de la federación a cargo. Pero eso solo en los países normales, en aquellos en los cuales el gobierno no mete las manos.
Juan Reynaldo Pérez, ese gris personaje que Díaz-Canel aupó a dirigente del béisbol, no tiene potestades. Por no tenerlas, no las tiene ni el presidente del INDER. Esas cosas en Cuba se deciden más arriba.
El béisbol aquí es un problema político, un asunto de Estado. Hasta hace unos años, el manager era casi un monigote, puesto ahí para aguantar los palos, porque todo se decidía desde La Habana, con alineaciones que hacía Fidel Castro, rodeado de sus adulones, y luego Valenciaga, Felipe Pérez Roque, o cualquier otro, llamaba y daba la alineación, incluido el pitcher abridor.
¿Se recuerdan de Sydney 2000? José Ibar se acostó convencido de que abriría la final ante Estados Unidos. Servio Borges, a quien el fallecido dictador había colocado como manager, también pensó lo mismo. Sin embargo, cuando iba a salir a desayunar recibió una llamada.
-¿Cómo está Lazo para abrir hoy? -le dijeron desde La Habana.
-¿Cómo que Lazo? -preguntó el manager, quien se tomó unos segundos largo para volver a hablar…-El que va es Ibar. Se lo dije ayer.
-Iba -le dijeron de nuevo-. El jefe dice que es Lazo. Y ya sabes.
¿Para qué tanto lío entonces con el manager, amigo Oscar? El que pongan será un monigote ahí, pero ese monigote tendrá que esperar a que lo apruebe la cúpula, que incluye a Raúl Castro, a pesar de que a este no le gusta nada la pelota. Él prefiere otras cosas.
Hay candidatos. Unos dicen que Michel Enríquez, otros que Alfonso Urquiola. Y hay hasta quienes apostarían por Germán Mesa. A mí me parece que será Germán.
El otrora torpedero de Industriales es más manejable, tiene grados militares como oficial de la Seguridad del Estado y, por ende, más compromiso. No esperen a otro, pero aún siendo así, habrá que esperar.
Por cierto, el equipo cubano no repetirá semifinales ni cosa que le parezca. A pesar de los cubanos en Grandes Ligas, en Japón o Surcorea, estamos muy lejos del béisbol que se juega en el mundo. Además, de que ya los países con fuerza en este deporte, le dedican especial atención al Clásico.
Y no solo los países, sino los jugadores. Nadie quiere perdérselo, porque es como el Mundial para el fútbol. Y mientras eso pasa, Cuba no encuentra manager, o no se atreve a dar un nombre, que no es lo mismo, pero suena igual. Las cosas de mi país.