
Newsletter Subscribe
Enter your email address below and subscribe to our newsletter
Por Oscar Durán
La Habana.- El desgobierno no solo aplica a los ministerios, llega a todos los lugares, incluyendo a ese desastre nacional llamado béisbol cubano. La falta de designación del director del equipo Cuba al Clásico Mundial no es un “detalle pendiente”, es el síntoma claro de una cúpula deportiva enferma de burocracia, miedo y desidia.
Mientras otras naciones ya ajustan sus rotaciones abridoras y afinan detalles de logística, en Cuba no hay ni quién arme el primer entrenamiento. Ni manager. Ni plan. Ni vergüenza.
Los otros días veía una entrevista a Juan Reynaldo Pérez, el Comisionado Nacional que parece cualquier cosa, menos un directivo, y en poco más de tres minutos de entrevista me quedé esperando por el tema de la confirmación del manager. Hizo mutis, como si tanto secretismo te llevara a la final del Clásico Mundial.
En cualquier otra parte del mundo, la demora de una designación como esta sería impensable. Pero aquí, el absurdo es rutina. Y los responsables de este desgobierno deportivo siguen “analizando perfiles”, “valorando contextos”, mientras el calendario del Clásico se viene encima como un lineazo por tercera.
¿No quieren que les llamen ineptos? Pues dejen de comportarse como tales. La pelota en Cuba no necesita más parches, necesita cirugía. Y el tumor más visible ahora es una dirección nacional sin autoridad, sin claridad y sin capacidad. ¿Cómo preparar un equipo si no hay jefe de orquesta? ¿Cómo llamar a los grandes ligamayoristas si el puesto de mando está acéfalo?
El resultado de todo esto ya lo sabemos: improvisación, derrotas y vergüenza.
Y lo peor no es la demora. Lo peor es que nadie da la cara. Nadie responde. Nadie se inmuta. Como si todo fuera parte de una planificación divina. No es falta de tiempo. Es falta de seriedad.
Y en el béisbol, como en la vida, el que no se respeta termina barrido en cuatro juegos.