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El régimen lanza un nuevo truco para maquillar la ruina económica

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Por Redacción Nacional

La Habana.- La última genialidad económica del régimen se llama “redistribución de inejecuciones del fondo de salarios”. Ese título rimbombante disfraza lo que en la práctica es un parche temporal. Este parche no soluciona nada y apenas maquilla la crisis de personal que sufren las unidades presupuestadas. En otras palabras, es un remiendo para seguir operando con menos gente, más sobrecarga y un poco de dinero extra para que no se vayan todos los trabajadores.

Maritza Cruz García, viceministra primera de Finanzas y Precios, junto a Ariel Fonseca Quesada, del Ministerio de Trabajo, y José Antonio Pérez Pérez, de la CTC, presentaron la medida en una conferencia de prensa. Ellos la describieron como una petición histórica de las entidades afectadas. La realidad es que ese “anhelo” proviene de años de salarios miserables, pésimas condiciones laborales y migración masiva de profesionales calificados. Estos trabajadores prefieren manejar un taxi en el extranjero antes que seguir atrapados en el pantano burocrático cubano.

La medida no es una reforma salarial. Es, según ellos, un “salario adicional” para quienes asumen tareas de otras plazas vacías. Así, el gobierno reconoce implícitamente que las plantillas están hechas trizas. Sin embargo, en lugar de aumentar de verdad el sueldo y mejorar las condiciones, reparte migajas a los que hacen el trabajo de dos o tres personas. Encima, advierte que no es algo permanente ni masivo: una ayuda puntual y luego a otra cosa.

Seis décadas administrando miseria

El descaro alcanza su punto máximo cuando vinculan este parche al “Programa para corregir distorsiones y reanimar la economía”. Ellos corrigen solo el tiempo que les queda para evitar que colapse por completo el aparato estatal. De paso, excluyen a los sectores de salud y educación. Es como si en esos campos sobrara el personal o la motivación, ignorando que también sufren éxodos y sobrecargas crónicas.

Dicen que la redistribución será “individual” y no lineal, con prioridad para la fuerza de trabajo calificada. En la práctica, eso significa más discrecionalidad para las administraciones y sindicatos oficialistas. Ellos decidirán quién merece el extra y quién no. Será un terreno fértil para favoritismos, castigos políticos y el eterno clientelismo que pudre cualquier intento de justicia laboral en la isla.

Mientras en la Gaceta Oficial imprimen la medida como si fuera un gran avance, la economía real sigue en la misma crisis de siempre. Hay empresas improductivas, inflación desbocada y un peso que vale menos cada día. El régimen presume de “estabilizar la fuerza de trabajo”. Sin embargo, lo único estable en Cuba es la pobreza de los trabajadores y la incapacidad de un gobierno que lleva más de seis décadas administrando la ruina con comunicados triunfalistas.

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