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Por Joel Fonte ()
La Habana.- Cuando describí horas atrás las prácticas del castrismo como genocidas, dirigidas a exterminar gradualmente a los cubanos como nación, imponiéndoles condiciones extremas de sobrevivencia, fueron varios -residentes aquí en Cuba, sobre todo- los que llegaron incluso a llamarme para amenazarme, o calificarme de ‘mercenario’.
Mi afán no es alimentar el odio, la intolerancia, porque construir un nuevo concepto de nación pasa por erigir la pluralidad ideológica y política al rango de normalidad social.
Entonces, como respuesta común a esos ‘atacantes defensores del castrismo’, aquí les muestro una de las escenas siniestras que son parte de la realidad cubana, y a la vez un arma del arsenal de la manipulación de las masas en Cuba, con el empleo de la hambruna extrema que el propio régimen ha causado.
En esa cola tumultuaria para comprar, a un precio abusivo, un rancio pedazo de carne, nunca encontraremos a un ‘líder’, a un ‘promotor de sacrificios en favor de la revolución…’.
De hecho, muchos de los que, como muñecos de ventrílocuo, defienden al castrismo, tampoco están ahí, porque reciben combos enviados desde donde el ‘enemigo imperialista’.
Por eso, puede afirmarse, cada vez con más certeza, que las ‘lealtades forzadas’ atadas al hambre se reducen a marcha forzada en Cuba.
Basta de manipulación y mentiras. No más temor. ¡No más dictadura en Cuba!