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EL PROBLEMA DE LA POLÍTICA ES SIEMPRE ÉTICO

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Por René Fidel González García
Santiago de Cuba.- La hipótesis de la mediocridad gubernamental se vuelve blanda a medida que se sistematizan decisiones aparentemente erradas e incomprensibles.
Si no escuchan a instituciones y a especialistas cuyas propuestas son en esencia un marco de sentido común, es porque existen metas privadas a alcanzar que resultan ilegítimas para las mayorías.
El shock y el caos son siempre recursos para élites incrustadas a estructuras del poder y a menudo una cortina de humo para alcanzar o consolidar sus propósitos.
Si no estás conforme o pretendes impedir tales cosas revisa tus derechos y libertades, la posibilidad de participar social y políticamente e interpelar los actos públicos por los que estos propósitos privados se ejecutan.
Si no puedes activarlos y movilizar representantes, si no existen estructuras públicas en que tu voz sea escuchada y tomada en cuenta tu opinión y voluntad, si no puedes deliberar lícitamente entre iguales sobre esto, si sientes miedo, si te advierten estás corriendo peligro por hacerlo o pensar del modo en que lo haces, si enfrentas amenazas o eres castigado de alguna por intentarlo, entonces el problema que tienes es político.
Asumir un problema político es distinto a entenderlo, porque asumirlo significa no querer legitimarlo de ninguna forma, no ser cómplice de su funcionamiento, métodos y estrategias, no darle soporte o apoyo, y eventualmente, intentar ser parte de su solución.
Cuando clamas que te escuchen, ya no puedes ignorar que otros no son escuchados, cuando deseas sean valorados y tenidos en cuenta tus opiniones y juicios, ya no puedes desestimar las aspiraciones y sufrimientos, los anhelos y dolores de los otros.
Si te escucharan a ti y a otros no, podrías afirmar que no eres un excluido, pero ciertamente no sería decente que dijeras que ellos no lo son.
Por eso, entender la ausencia de igualdad, la exclusión, la discriminación y persecución política como problema político y contradicción fundamental de una sociedad, no trata de ideales, tampoco de ideas distintas.
Es casi imposible que lo que consideras políticamente excluyente, discriminador e inaceptable para ti no lo sea para los otros. El problema de la política es siempre ético.

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