Enter your email address below and subscribe to our newsletter

El pasado ajeno para ensuciar a Marco Rubio

Comparte esta noticia

Por Sergio Barbán Cardero ()

Miami.- El reciente ataque de Cubadebate contra el actual Secretario de Estado de EE. UU., Marco Rubio, es un claro ejemplo de propaganda malintencionada.

Se aferran a cualquier cosa, hasta a un clavo caliente. Retoman un hecho ocurrido en 1987, cuando Rubio tenía apenas 14 o 15 años, un niño sin ninguna relación con la vida adulta, la política o la toma de decisiones.

Su cuñado, Orlando Cicilia, fue condenado por narcotráfico, un hecho de conocimiento público desde hace décadas y ampliamente documentado por medios en Estados Unidos.

Lo grave no es el hecho en sí; que, repito, ocurrió cuando Rubio era un niño y no tenía vínculo alguno con las acciones criminales. La cuestión aquí es el uso político que Cubadebate le da. Pretenden asociar indirectamente a un funcionario actual con delitos cometidos por un familiar hace casi 40 años, como si eso deslegitimara su servicio público hoy.

Nada nuevo en el accionar del régimen

Esta maniobra es típica de medios controlados por el régimen cubano, que buscan desviar la atención de los problemas internos fabricando escándalos externos.

Lo irónico es que no dicen nada que no se sepa, pero lo presentan como una “revelación” para ensuciar la imagen de un crítico del régimen cubano.

La realidad es que la conducta de su cuñado, décadas atrás, no define la integridad ni el trabajo actual del Secretario de Estado. Esto no es periodismo; es propaganda disfrazada de noticia.

Es como si alguien quisiera demostrar la perversidad o juzgar a Fidel Castro por la carta que le envió al presidente Franklin D. Roosevelt el 6 de noviembre de 1940, cuando tenía apenas 14 años; la misma edad que Rubio tenía cuando ocurrieron esos hechos.

En la carta Fidel le pedía un billete de 10 dólares al presidente de Estados Unidos a cambio de mostrarle las minas de hierro en Mayarí, Cuba. El documento original se conserva en los Archivos Nacionales de EE. UU. Por favor, no sean tan ridículos.

Deja un comentario