Por Irán Capote ()
Pinar del Río.- El verdadero terror es el acoso de este pájaro verde de Duolingo. Me decidí aprender algo de inglés con Duolingo, porque, entre la cosa didáctica, la competitividad y lo cómodo que resulta hacerlo desde tu móvil, me viene como anillo al dedo.
Yo estoy perdido con las lenguas extranjeras. Y entre las metas trazadas para este 2025, está la de conocer alguito básico de inglés.
No es que me sobre el tiempo, pero ya estamos dolarizando la economía y nadie dude que esta gente de arriba, en cualquier momento va a comparecer ante el pueblo en un perfecto inglés. Y el pueblo entenderá cada día menos lo que ellos dicen. Ciego el que no quiera ver.
Pero, una vez que te registras en la aplicación y empiezas tus ejercicios, comienza la pesadilla.
Duolingo no entiende que uno anda en tres mil cosas al día ni que tú conexión a Internet sea la más lenta del mundo. Se pone tóxico. No deja de enviarte mensajes: “¡Eres muy lento!, ¡Así no vas a aprender nada!, ¡Sigue perdiendo la racha!, ¡Si nunca te he importado, para qué te empataste conmigo! , ¿Estás ahí?, ¡Oye, atiéndeme!, ¡Me voy a morir por tu culpa!… “.
Y te arma la perreta a la hora que le dé su reverenda gana. Te humilla, te hace sentir culpable, te ofende, te baja la autoestima. Y yo termino por ceder, voy y le hago una rachita a la hora que sea y dónde sea.
Solo porque se calle la boca.
Duolingo es el único pájaro que me domina. Duolingo es mi pastor. Duolingo es mi verdugo.
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