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Por Alden González Díaz ()
Santiago de Cuba.- Podemos ir al grano y aclarar temprano en el proceso que se ve venir por ahí. El antecedente directo del reparto está en la fusión de la timba con reguetón en la que se aventuraron varios dj’s/productores. Desde mi perspectiva, resaltaría a Nando Pro y a Batule DJ.
La costumbre nacional de buscarle a toda costa la quinta pata al gato haría empezar a tirar de una cuerda. Esta cuerda incluso pudiera llevarnos hasta Evaristo Aparicio y sus Papa Cun Cun. Pues es el «Pícaro», desde mi óptica, el iniciador a nivel masivo en Cuba del concepto comunicacional timbero.
Entonces no hay que complicarse tanto. El reparto es una suerte de «timba con máquina», pero es música urbana. No confundir, y su antecedente no está más lejos que en el reguetón mezclado con timba.
Ahora bien, dándole al César lo que del César es, hay que destacar algo. En ese proceso previo al reparto (en la readaptación inclusive) no ha habido un sonido timbero más influyente que el de Manolín El Médico de la Salsa.
Debe quedar claro que no me gusta absolutizar, pero esto es palpable en grado sumo. Y para ser todavía más justos, si alguna vez llegara a haber consenso entre los estudiosos (y los dizque estudiosos) sobre el real aporte de la música del Médico de la Salsa al mejunje urbano nacional habrá que poner en un importante pedestal a Luis Bu. También a Jeans Valdés y a Eduardo Nápoles «El Chaca».
¿Y por qué El Chaca si no era arreglista? Porque sin su aporte, sin su tumbao sobrado de sabor, es bastante probable que ese sonido hubiera sido poderoso igual. Sin embargo, no hubiera sido el mismo.
Pero las cosas no deben ser tergiversadas, una vez Cimafunk dijo en una entrevista que Arsenio Rodríguez vive en el futuro. ¡Qué definición más certera!
Esa expresión de Cimafunk es reveladora de su mentalidad influyente en su música y su carrera.
Sin embargo Manolín es todo lo contrario, vive en el pasado, como que se acostó a dormir en 1999 y no se despierta aún. Que alguien lo sacuda, a ver…