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EL MACABRO LEGADO DE FIDEL CASTRO

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Por Max Astudillo ()
La Habana.- Fidel Castro no paga el daño que le hizo a los pueblos y a las democracias de América Latina ni con cinco vidas. Lo suyo no se limita solo a donde llevó a su pueblo con su desmedido afán de protagonismo, sus mentiras y su manipulación, sino lo que provocó en otros pueblos.
No toca hablar de Cuba. No hay que decirnos a nosotros, los cubanos, lo que nos ha costado vivir bajo la bota del castrismo por 65 años, con familias divididas, exilios forzosos, destierro, robo de propiedades, lo mismo empresas que tierras, joyas que casas. Los más jóvenes no lo vivimos, pero los antepasados no lo olvidan.
No podemos olvidar que, desde el triunfo mismo de los barbudos de la Sierra Maestra, muchas personas fueron despojadas de todos sus bienes. Obligadas a abandonar el país donde nacieron, simplemente porque no querían saber del comunismo, y a la hora de subir al avión o al barco que los llevaría al destierro, los ‘perros’ del régimen le quitaban todo, incluidos los anillos de compromiso, cadenas, pulseras y relojes.
Luego, cuando comenzó la llamada lotería de visas por reunificación familiar, cada núcleo al que le llegaba el ‘bombo’, recibía, junto con el sobre de la notificación, la visita de inspectores gubernamentales que contabilizaban hasta las agujas de coser, y solo cuando hubieran entregado todo, recibían el permiso para marcharse.
Las casas buenas, todas, se convirtieron en oficinas gubernamentales o en las moradas de los presidentes del gobierno o los secretarios del partido, o de ministros, generales y testaferros, si era en la capital.
El deportista que se quedaba en una gira, el periodista que abandonaba, el que decidía que su destino estaba fuera, porque ya no podía más, no podía regresar a Cuba. Hubo y hay médicos que no han podido regresar, aunque lo han pedido para ver a padres, madres, hermanos e hijos moribundos. Lo mismo pasa con los opositores políticos, algunos de ellos asesinados, como Oswaldo Payá, el líder del proyecto Varela, cuya muerte es uno de los episodios oscuros de la llamada revolución.
El NDI en Duelo por la Muerte del Activista Cubano Oswaldo Payá | National  Democratic InstituteEn las cuentas del castrismo figuran hechos duros, como el hundimiento del remolcador 13 de marzo, un hecho donde perdieron la vida mujeres y niños, o el derribo de las avionetas de Hermanos al Rescate, protagonizado por aparatos de combate, armados hasta los dientes, ante aeronaves indefensas, en aguas internacionales. Solo hay que escuchar la algarabía que armaron en cabina los pilotos asesinos para darse cuenta de la crueldad del momento ante un supuesto enemigo que no podía hacer daño alguno.
El trágico naufragio en la bahía de La Habana que dejó decenas de muertos -  BBC News MundoLa lista es larga, pero lo más doloroso es la exportación del sistema y los métodos. Por eso Venezuela, una nación que vive sobre un lago de petróleo, sufre lo mismo que la cubana: éxodo, exilio, persecución, prisiones, asesinatos, miseria… todo por el afán de los miembros del califato chavista de permanecer en el poder.
Se roban las elecciones y luego encarcelan a los que protestan, a los que reclaman sus derechos. Mienten, tergiversan, no dan espacios a la democracia, porque controlan todas las instituciones y cuando los hombres de bien piden explicaciones, rehúyen, sancionan, encierran, matan.
El chavismo y su fantoche de Maduro perdieron la última elección, pero se proclamaron vencedores y no tienen la intención de entregar el butacón presidencial en enero. Las protestas posteriores a la presentación de las actas legítimas por la líder opositora María Corina Machado, incluyeron muertos y más de mil presos, con el mismo modus operandi del castrismo: seleccionan a los posibles líderes, los secuestran paramilitares vestidos de civil y los entierran para siempre en sus mazmorras, con juicios turbios y causas prefabricadas.
Nicolás Maduro on X: "RT @centrofidel: Los estrechos lazos que han unido a  los pueblos de #Cuba y #Venezuela se refuerzan hoy más que nunca. Gracias  al president…" / XCuba ha metido las manos hasta el hombro en Venezuela. Y también en Nicaragua, donde otro tirano, Daniel Ortega, se ha pensado que el país es suyo, solo porque dirigió la revolución que tumbó a Anastasio Somoza.
Los Ortega, Daniel, su esposa vicepresidenta y en el futuro copresidenta, y sus hijos, son los dueños del país. Hacen y deshacen, lo controlan todo, quitan y ponen políticos de bajo rango, salen al frente de delegaciones al exterior, controlan la mayoría de las empresas y se reservan el derecho de decidir quiénes pueden ser nicaragüenses o no, quiénes pueden volver al país, o quiénes, por pensar diferente del dictador, tienen que tomar el camino del exilio, sin importar que sea un aliado de otrora, un sacerdote católico, un escritor o un deportista.
Daniel Ortega conmemora el primer aniversario de la muerte de Fidel Castro  - El Sol de la FloridaTodos esos males no son más que el legado de Fidel Castro, a quien sus seguidores intentan hacer ver siempre como el hombre humilde, diáfano, entregado a la causa del pueblo, y lo que hizo todo el tiempo fue intentar fingir, porque vivió como un emperador, rodeado de cortesanos serviles y facilitó a su familia y a sus allegados todas las comodidades posibles, mientras el pueblo se sumía en la más espantosa miseria.
El legado de Fidel Castro es de hambre, corrupción, pobreza, dictadura, violencia, mentiras, traiciones, crímenes, bajas pasiones, al extremo de que el país que prometió convertir en el edén, ha pasado a ser la cenicienta del América Latina. Y nosotros, los que vivimos acá, lo sabemos mejor que nadie.

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