Por Hilda Landrove
Ciudad de México.- Este es uno de varios ejemplos de cómo un grupo de jóvenes «revolucionarios», de los que El Necio es vocero destacado, pueden hablar de clases sociales sin hablar del poder; hasta marxistas son de pronto y te explican la burguesía y el proletariado sin tocar, ni de refilón, a la cúpula que defienden, causante del desastre en que estamos.
Este es el mismo marco explicativo de un documental de reciente factura llamado El insomnio del hombre nuevo, cuya tesis fundamental es que los problemas de la Cuba actual obedecen al cambio de subjetividad derivada de la instauración de relaciones de producción capitalistas. O sea, échale la culpa a las pequeñas empresas pero no al Estado que se ha convertido en un monopolio y ha condenado a la miseria a todos menos a sus socios.
Aquí, El Necio puede incluso renegar de Sandro Castro (nieto de Fidel, productor sistemático de escándalos por los lujos en que vive) porque no encarna lo que le enseñó su abuelo; como si Sandro -que cree que resuelve el escándalo del cumpleaños a todo dar en un país en miseria absoluta diciendo que es un joven «común y corriente»- hubiera nacido de una mata de plátanos; como si él mismo no fuera el índice de todo lo que indigna a los humildes abandonados y apaleados por un régimen que se construyó supuestamente para ellos; como si fuera posible ahora decir que el «burgués» Castro es una excrecencia, un accidente, una anomalía, y limpiar -diciendo que «no es de los nuestros»- la imagen de una élite con su familia real a la cabeza; como si el problema fuera que a la oposición le molesta el burgués solo porque es Castro y no porque le moleste la burguesía.
Hay que ser muy sinvergüenza realmente
Post Views: 134