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Por Anette Espinosa ()
La Habana.- Los primeros turistas checos que llegaron a Cuba en muchos años en un vuelo directo vivieron en carne propia, la víspera, los peligros de recorrer las carreteras del país, porque el ómnibus en que viajaban se incendió en una carretera camino a Topes de Collantes.
Ninguno de los visitantes sufrió daños. Solo los equipajes que iban en el compartimento de maletas se perdieron, porque el ómnibus fue consumido por las llamas en su totalidad.
Sin embargo, los voceros de la dictadura salen al momento a las redes a poner esa dosis de tranquilidad que, supuestamente, necesita el turismo, e intentan darle un vuelco a la situación, a los peligros, al riesgo de siempre.
Uno de esos voceros, Alejandro Rios dice que «el incendio fue sofocado en cuestión de minutos por fuerzas especializadas del Ministerio del Interior, sin que se reportaran lesiones de ninguna índole ni a los pasajeros ni a la tripulación del ómnibus».
También agrega que «se salvó toda la documentación de los pasajeros».
Cuando lees estas cosas, sin ver las fotos, te imaginas que al instante de comenzar el incendio, se aparecieron las unidades de bomberos y apagaron las llamas, pero del dicho al hecho va un trecho larguísimo, porque el bus se quemó totalmente. Así sin más.
Entonces, ¿de qué hablamos? ¿Cuál fue la labor tan destacada de los bomberos en cuestión de minutos? ¿Cuál fue el incendio aplacado?
El Minint, como la mayoría de las instituciones, tiene un grupo de personas que trabaja en redes sociales para levantar la imagen, para sembrar estados de opinión. Por eso, cada vez que detienen a alguien, aparece un tonto alabando la prontitud de la acción, la efectividad de la labor, lo bien que se desenvuelven los agentes. Y lo mismo hacen ahora con lo del incendio en Topes de Collantes.
Solo que, en la mayoría de las ocasiones, quedan con el culo al aire, porque las imágenes los ponen en su lugar. Y este es el caso más elocuente, pero no es el último, ni el único. Eso sí, cuando lo hacen mal, que es casi siempre, como los bomberos que mandaron al suicidio en Matanzas, no dicen nada, o, si acaso, hacen loas del valor del cuerpo, pero no dicen más.