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EL GOBIERNO CUBANO APUNTA AL CAMPESINO, PERO LA TIERRA ESTATAL NO PRODUCE NADA

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Por Jorge Sotero ()

La Habana.- Al gobierno cubano le sobra tierra. De hecho, la inmensa mayoría de la que tiene bajo su control, que es casi toda, está improductiva, y solo sirve para que crezca el marabú desde Pinar del Río hasta Guantánamo, incluyendo esos lugares donde antaño se cosechaban miles de quintales de alimentos o pastaban enormes rebaños.

Tiene el Estado el control del 85 por ciento de la tierra productiva y no produce nada. No hay un terreno bajo el patronato gubernamental que sea productivo, incluso en aquellos lugares donde otrora crearon condiciones para que así fuera.

Un aluvión de "incidencias" ganaderas alarma a los inspectores de ArtemisaLos planes arroceros de Los Palacios, Sagua la Grande, Sur del Jíbaro y Granma son pastos de las malas hierbas. La mayoría de las tierras gubernamentales de la antigua provincia de La Habana -hoy Mayabeqye y Artemisa- están improductivas, incluyendo las que pertenecieron alguna vez a los complejos azucareros, de los cuales ninguno produce azúcar en la actualidad, salvo uno, creo, por Quivicán.

Lo mismo pasa con los planes frutícolas y citrícolas de la Isla de Pinos, Jaguey Grande, Motembo, Horquita, Ceballos, y todos por ahí para el oriente. El gobierno ha permitido que todo se pierda entre malezas, porque es incapaz de hacer que produzcan, por muchos motivos: falta de maquinaria, combustibles, abonos, semillas y personal, sobre todo de mano de obra, porque nadie quiere trabajar con los salarios que impone el ministerio de la Agricultura.

Campesinos denuncian que sus cosechas se pudren en el campo por ineficiencia estatalPor más de medio siglo, incluso cuando las tierras en poder de instituciones gubernamentales eran un poco más productivas, los cañones estuvieron enfilados al campesino. Al guajiro, más pobre o más rico, le pusieron el pie en la cabeza y lo explotaron todo lo que pudieron. Fijaron ellos los precios de las cosechas, condicionaron las siembras, impidieron la venta de las producciones, la matanza de ganado mayor, y crearon la famosa red de acopio, que terminó por sepultarlo todo, porque a veces el productor cobraba por lo que vendía meses y años más tarde.

Durante mucho tiempo, esas arbitrariedades se cometían en silencio. Mandaban a sus hordas represoras donde los campesinos y les decían: «o entregas tus vacas o te quitamos la finca», «vendes todos los plátanos o te los decomisamos todos», «cumples el plan de acopio o pierdes tus tierras». Muchas veces sin motivo, solo porque sabían que el guajiro no se tragaba al sistema.

Ahora mismo, y desde hace muchos años, el pueblo cubano vive de las miserias que adquiere en las bodegas, que cada vez son menos, porque la tristemente célebre libreta de racionamiento ya no resuelve nada, y de lo que compra a los comerciantes que venden lo poco que producen los campesinos.

Esta es la leyenda del marabú en Cuba - Todo CubaEl gobierno debería tratar con sumo cuidado a unos guajiros que aún usan métodos primitivos en sus cosechas, entre ellas bueyes y caballos, además de aperos que pertenecen a una época pasada en la vida de la humanidad, pero hace todo lo contrario: los reprime, cada vez eleva más los controles, restringe sus libertades y hasta les quita las tierras, como ha pasado en los últimos días con muchas familias avileñas y con la familia de los hermanos Ruiz Urquiola, en Pinar del Río.

Esos, los que aplican esas políticas, los que decomisan tierras que nunca más producirán, los que decomisan ganado que jamás volverá a dar leche, son los que dicen que la culpa del hambre del cubano es del bloqueo. Esos son peores que las plagas más devastadoras, porque han acabado con todas esas tierras productivas que siempre tuvo Cuba.

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