Enter your email address below and subscribe to our newsletter

EL ÉXODO Y OTRAS CULPAS DE LA DICTADURA

Comparte esta noticia

Por Joel Fonte ()

«Cuba necesita de personas que se queden, y opten por luchar (…), porque la democracia es un valor universal (…)»
Oswaldo Payá Sardiñas. MCL. Líder del Proyecto Varela.

La Habana.- Según coinciden diversas fuentes, desde el año 2022, cuando se reabrieron las fronteras cubanas tras la Covid-19 que azotó al mundo, y el régimen cubano pactó con la dictadura de Daniel Ortega en Nicaragua, y con la también complicidad del populista mexicano López Obrador, el flujo migratorio libre hacia esa región de Centroamérica -y hasta el 31 de diciembre último- más de cuatrocientos cincuenta y un mil (451 000) cubanos han empleado tal vía para llegar a Estados Unidos.
La cifra aumenta, y se aproxima al medio millón de cubanos, si se tienen en cuenta también los miles que llegaron al país del norte en ese mismo periodo por mar, o los que se han acogido al programa de Parole humanitario del gobierno estadounidense, en virtud del cual cerca de unas 30 mil personas de cuatro países latinoamericanos -Haiti entre ellos- pueden ingresar cada mes a territorio de EE.UU, entre estos los cubanos.
Medio millón de cubanos emigrados en menos de dos años, de una población que el censo de la pasada década fijó en poco más de 11 millones de habitantes.
Es más que el equivalente a la población de una provincia como Cienfuegos.
Un éxodo que rebasa cualquiera otra de las recurrentes huidas masivas de Cuba ocurridas en tiempos tan distantes como Camarioca, los más de 120 mil emigrantes por el puerto del Mariel en el verano de 1980, o el Maleconazo, con su Crisis de los Balseros y miles más de cubanos huyendo del hambre y la represión.
Es -y ha sido- una enorme operación de trata de personas, de tráfico humano, de crimen organizado, que ha enriquecido a muchos delincuentes internacionales, aerolíneas, empresas relacionadas con el tráfico migratorio…y que ha tenido como beneficiario prioritario a las dictaduras nicaragüense y cubana.
En el caso de Cuba, la motivación del castrismo para concebir, organizar e instrumentar ese exilio masivo tan lucrativo no ha sido solo económica, -el propósito de obtener dinero con la tragedia humana que un éxodo tan gigantesco ha generado a la nación, a su presente y a su futuro, comprometiendo su existencia-, sino que ha sido además y fundamentalmente política, pues tras las protestas populares masivas del 11 de julio del 2021, Cuba era una verdadera olla de presión que Castro tenia que liberar, descompresionar, si pretendía mantener el precario control del país.
Así pues, la combinación de la todavía mayor agudización de las constantes carencias materiales, el drama social manifestado en el hambre y el grave descalabro de los todos los servicios sociales como salud, vivienda, transporte público, educación, venta de medicamentos, servicios de agua, electricidad y cocción de alimentos, viales… además de una creciente pérdida de confianza en el mejoramiento de las condiciones de vida y en el futuro económico y social, estimularon ese éxodo.
Pero el principal incentivo a esa huida pánica, desde el 1959, ha sido invariablemente la prohibicion por la dictadura de los hermanos Castro del ejercicio de derechos humanos más básicos reconocidos internacionalmente en la Declaración Universal por las Naciones Unidas, y que observan casi todos los Estados del orbe, pero prohibidos a los cubanos, como derechos politicos, económicos, sociales, culturales.
Los cubanos somos esclavos, no ciudadanos.
Cuba es un país donde el Poder existe para él mismo, y no como herramienta de la ciudadanía para la construcción de un proyecto de sociedad mejor.
Por eso no sorprenden a nadie medianamente enterado de la criminal orgia de manipulación y crimen que se cierne sobre nuestro pueblo, las declaraciones el primer día del año del dictador Raúl Castro, -dictador inconstitucional además, y se sabe por qué- secundado por su mayordomo, acerca de que el alma de la «revolución» -eufemismo para señalar a su régimen totalitario- no son ya los «ideales de libertad de los cubanos» frente al «imperialismo norteamericano», o el «pueblo sacrificado que ama a su revolución», sino las Fuerzas Armadas, el Ministerio del Interior, y el Partido comunista…
Es el preludio de una etapa superior en la larga lista de represión contra todo lo que le suponga un peligro potencial al mantenimiento de la dinastía castrista que se fractura…
Y no debe sorprender: tan pronto como los regímenes represivos ven peligrar su existencia, se despojan de su máscara de pacifistas y el grado de su agresividad se manifiesta en más violencia, más cárcel, más muerte.
Así pues, en momentos tan duros, pero a la vez tan definitivos para la nación cubana, debemos pensar no solo en nosotros, sino sobre todo en nuestros hijos, nuestros descendientes actuales y futuros, en el país que tenemos la obligación de entregarles, y en los sacrificios que para ello debemos estar dispuestos a hacer.
Muchos grandes cubanos lo hicieron hasta hoy; nosotros también debemos y podemos.

Un hombre que no se atreve a decir lo que piensa, no es un Hombre honrado.
Exijamos nuestros derechos. No más temor. No más dictadura en Cuba.

Deja un comentario