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Por Adalixis Almaguer ()
Miami.- Que nadie me venga a dar lecciones sobre el anónimato cuando de ayudar al prójimo se trata. Mi formación es bíblica y me he leído lo de tu mano derecha que no sepa lo que hace tu izquierda en Mateo 6:3 mil veces. Lo respeto además como norma de vida.
Que nadie me venga a decir que los actores, los influencers, la familia cubana y otros más están utilizando las paupérrimas condiciones de vida de los cubanos para hacer propaganda a la bondad de sus propios corazones. Lo sé. De lejos se nota.
PERO, y aquí viene el pero: a esas pobres personas, en medio de su absoluta miseria, les resuelven un montón el pomito de aceite y los espaguetis.
Esos tristes personajes que necesitan la luz teatral y el reconocimiento público para entregar sus donaciones están haciendo más que el aparato gubernamental de la isla entera porque al menos ellos las están regalando mientras la dictadura vende las donaciones al 50%.
¿Que es insuficiente? Lo es. Y sigo con los PEROS. Pero para esos pocos que las reciben es algo, es más de lo que tenían y de seguro mucho más de lo que esperaban porque en medio de la crisis de valores que vive la sociedad, la solidaridad y la empatía van quedando en falta. Y de la dictadura nadie espera nada. Aún hay familias que desde el Sandy en el 2012 están esperando subsidios para arreglar sus casas.
¿Que de dónde están financiando las ayudas? ¿Cómo? No me importa. Nosotros que estamos a millas de distancia literal y subjetivamente midiendo calidad de vida, podemos darnos el lujo de averiguarlo, cuestionarlo, repudiarlo, un largo etcétera. La gente del oriente cubano no puede permitirse objetarlo. Se están muriendo a puñados por causas desconocidas porque los diagnósticos no pasan de presuntivos que en los hospitales no hay con qué hacer estudios que corroboren nada. Y en medio de la crisis sanitaria que atraviesa la isla, encima de toda esa desesperanza, sumado a todo ese dolor, metidos hasta la cintura en el fango.
Entonces usted no venga a decirme nada. Si no quiere ayudar, no ayude. Si quiere ayudar, entonces hágalo. Pero antes de criticar -no niego que con causa probable- a los que están haciendo algo -por las razones que sea que lo hagan- piense que usted tiene garantizado su plato de comida, pero muchas de esas personas abandonadas a su suerte por la dictadura -a las que usted no va a alimentar- van a comer hoy gracias al pomito de aceite y los espaguetis que les regalaron los actores, los influencers, la familia cubana y otros más.
Cuando tengamos un país, un decente sistema de salud y menos hambre, entonces hablamos de los temas que en esta publicación faltan.