Por Edy Libedinsky ()
Buenos Aires.- El discurso del Rey (2010) es un conmovedor e impecablemente elaborado drama histórico dirigido por Tom Hooper. La película narra las luchas personales del rey Jorge VI (interpretado magistralmente por Colin Firth), quien asciende a regañadientes al trono británico después de la abdicación de su hermano.
Afligido por un tartamudeo debilitante, el rey Jorge busca la ayuda poco convencional del terapeuta del habla Lionel Logue (Geoffrey Rush), formando un vínculo improbable pero conmovedor.
La brillantez de la película radica en su simplicidad y profundidad emocional. La actuación de Colin Firth es simplemente extraordinaria, capturando la vulnerabilidad y la agitación interior de un hombre cargado de deberes.
Geoffrey Rush ofrece una interpretación carismática y compleja de Lionel, cuyos métodos poco ortodoxos y su apoyo constante empujan al rey a enfrentar sus inseguridades. Helena Bonham Carter brilla como la reina Isabel, brindando calidez y apoyo inquebrantable a su esposo.
El guión ganador del Oscar, de David Seidler, equilibra hábilmente el drama personal con la gravedad histórica.
Los diálogos son agudos, conmovedores y a menudo salpicados de humor, haciendo que los personajes sean identificables a pesar de su estatus real.
La partitura de Alexandre Desplat realza la resonancia emocional de las escenas clave, mientras que la cinematografía de Danny Cohen captura la elegancia austera de la Inglaterra de los años treinta.
Más allá de su contexto histórico, El discurso del Rey es una historia universal sobre cómo superar la duda de uno mismo y encontrar el coraje. Habla de la resistencia del espíritu humano y del poder transformador de la amistad.
El discurso culminante, pronunciado en el contexto de una guerra inminente, es un triunfo tanto del personaje como de la narrativa, dejando un impacto duradero.
Una mezcla convincente de historia, humanidad y corazón, El discurso del Rey es una obra maestra cinematográfica inspiradora y edificante que merecidamente ganó el Premio de la Academia a la Mejor Película.
Es un testimonio de la fuerza perdurable de la determinación y la camaradería.