Enter your email address below and subscribe to our newsletter

EL DÍA QUE ANTONIO MUÑOZ SE ‘AMARILLÓ’ EN EL LATINO

Comparte esta noticia

Tomado de las redes (Machucón de foul)

La Habana.- Un día malo lo tiene cualquiera, pero lo de Antonio Muñoz el 18 de marzo de 1984, jugándose la décima Serie Selectiva en el llamado Coloso del Cerro, se pasa de castaño oscuro.

Que recuerde, fue la mayor paliza sufrida por un conjunto de La Habana en el Latinoamericano [me refiero al béisbol del siglo pasado], un sonrojante 12 por 0 endilgado por Las Villas, que conectó la friolera de 23 jits. Uno de esos juegos donde uno, como aficionado, se plantea cambiar de equipo.

Los villareños siempre habían producido en el Latino, pero ese domingo en verdad se excedieron. Yo abandoné el parque después de la escabechina en el quinto inning -anotaron seis para sentenciar el pleito-, pues no tenía estómago para seguir viendo semejante paliza.

Al otro día supe lo que les cuento ahora, que a pesar del festival de batazos a domicilio que se dieron los del centro, Antonio Muñoz, más conocido como el Gigante del Escambray, falló en sus seis turnos al bate. Para no creer, ¿verdad? La otra cara de la moneda fue Pedro Jova, que ligó de 6-6.

Pedro Jova

¿Te imaginas una alineación que sople 23 cañonazos y que el astro inicialista se vaya en blanco seis veces? Así es el béisbol. Y por eso mismo, trayendo a colación un tema ventilado aquí días atrás, uno de los tres peloteros que comparten el récord de más jonrones en un juego es un perfecto desconocido, dicho en el mejor sentido de la palabra: el matancero Alberto Díaz López [con uniforme verde en la foto], un jugador de recambio, de esos que pasaban más tiempo en la cueva que en el terreno, pero que, sin embargo, tuvo un día mágico el 17 de diciembre de 1995 al sonar cuatro garrotazos en un mismo juego para igualar la hazaña lograda seis años antes por Leonel Moa, proeza ocurrida por tercera y última vez hasta ahora en 1997, obra de Omar Linares.

Lo de Muñoz -está demás decirlo- fue un slump pasajero, pues dos días después de pasar las de Caín en el Latino, regresó a su cuartel general del 5 de Septiembre y se la sacó del parque al mismísimo Braudilio Vinent, el martes 20 de marzo.

Y, para que nadie le recordara el 6-0 en la capital, el domingo siguiente a los hechos se trasladó al Victoria de Girón de Sancti Spíritus y le hizo la gracia a otro as monticular, nada menos que a Julio Romero. Un mal día lo tiene cualquiera, sin duda.

Deja un comentario