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El destino de los presos políticos depende de nosotros

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Por Alina Arcos Fernández-Britto

La Habana.- Duanis León Taboada tiene 27 años. Sus últimos cuatro los ha pasado en una prisión en condiciones infrahumanas, por demás injustamente. Y aún le faltarían 10 años más si no hacemos algo para que esto no suceda.

Y claro, si sobrevive.

Su delito fue salir a la calle el 11 de julio del 2021, junto a otros muchos cientos de cubanos a lo largo de toda la isla. Salieron a pedir libertad. Para él, para su familia y amigos, para su barrio… y para Cuba.

Es perfectamente sabido, que solo un por ciento de los manifestantes fueron arrestados y condenados (a penas draconianas, vale recordar).

El único fin de esta actuación era -y sigue siendo- servir de escarmiento. Nos advertir que si no callamos, aguantamos y obedecemos, los próximos podemos ser cualquiera de nosotros.

Al Estado cubano, al Partido y al gobierno -valga la redundancia- no le sale gratis el tema de los Presos Políticos.

El pueblo puede presionar

Primero -aunque sin dudas, menos importante- la cuestión logística. Mantener, aún en condiciones inhumanas y en extremo precarias, a poco más o menos de 1000.

Segundo, porque a raíz de la brutal represión desatada desde entonces ante cualquier muestra de disenso, han perdido el consenso social. Incluso, a contrapelo de derechos humanos universales refrendados en la Constitución, con su saldo más doloroso: los Presos Políticos. En su gran mayoría son jóvenes. Ha crecido la repulsa del pueblo hacia sus políticas, la ideología que dicen defender y su modo de hacerla valer.

Tercero, porque esta circunstancia ha mostrado y hecho demasiado evidente que Cuba está lejos de ser un estado democrático de derecho. No es el paraíso de los trabajadores y los humildes. Es un régimen totalitario, carente de garantías elementales para sus ciudadanos. Esto ha conllevado a una pérdida o como mínimo, una franca disminución del apoyo en la arena internacional, con que hasta hace muy poco contaban.

Por tanto, no es poco el precio que han tenido que pagar por mantener a los Presos Políticos en las cárceles. Esto es inconstitucional y por tanto indebido e ilegítimo.

Pero es un precio que sin dudas, están dispuestos a pagar.

Ellos sopesaron los riesgos y, aún así, se mantienen sin promulgar la tan reclamada Amnistía. Esto pondría fin a una injusticia que cumplió ya más de cuatro años en su condición de masividad. Pero en realidad tiene tantos años como la Revolución misma.

Ellos saben que ningún gobierno o pueblo foráneo, ni ninguna condena internacional, tiene el potencial de apartarlos del adictivo y lucrativo poder.

Solo el pueblo cubano tiene la fuerza y la capacidad de hacerlo.

Y a anular esa energía es que están concentrados todos sus esfuerzos.

Todo lo demás cataloga como daños colaterales.

La razón es silenciarnos

Por eso es que hay tantos Presos Políticos. La razón es silenciarnos y anularnos como ciudadanos. Que el miedo a ser uno de ellos nos paralice. Y casi, casi que lo han logrado.

Los Presos Políticos son los rehenes que Ellos apuestan que nos mantendrán sometidos.

De nosotros depende que se equivoquen.

Nosotros, el pueblo cubano, los excluídos, los inhabilitados, los preteridos. No somos más que otros prisioneros, en condición de extramuros. No somos quienes creamos a los Presos Políticos. Sin embargo, nuestro silencio, nuestra indiferencia, nuestra desidia y sobre todo, nuestro miedo a ser uno de ellos, es lo que los mantiene en la cárcel.

Duanis tiene 27 años y puede morir. A pesar de todo (de la perversidad y la vileza de Ellos), busca la ansiada libertad que le fue arrebatada. Esto está en detrimento de su propia vida. Debemos hacer algo para impedirlo.

Su madre, Jenni Taboada, no ha dejado ni un día de reclamar su inocencia y su libertad.

Unámonos de una vez. Nuestro futuro y el destino de NUESTROS Presos Políticos y de Cuba, depende de Nosotros. De nadie más. Creámoslo y hagámoslo posible.

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