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Por Edi Libedinsky
Buenos Aires.- Friné, una famosa cortesana y hetaira de la antigua Atenas, alcanzó fama en el siglo IV a. C. por su excepcional belleza e influencia. Las hetairas eran cortesanas de élite, distintas de las prostitutas comunes, ya que eran educadas, cultas y a menudo participaban en círculos intelectuales y políticos.
La prominencia de Friné en la sociedad ateniense se debía en parte a su sorprendente apariencia y a su capacidad para formar conexiones poderosas, incluso con políticos y filósofos de la época. Alrededor de 330 a. C., Friné se enfrentó a una grave acusación de impiedad por supuestamente profanar los Misterios de Eleusis, ritos religiosos sagrados celebrados en honor de Deméter y Perséfone.
Tal acusación era extremadamente grave, ya que no solo amenazaba su reputación, sino que también podía llevar a un severo castigo. La defensa de Friné estuvo a cargo del famoso orador Hipérides, que adoptó un enfoque dramático para influir en los jueces.
La leyenda dice que hizo que Friné se desnudara parcialmente en la corte, revelando su belleza. La escena fue tan conmovedora que, según se dice, convenció a los jueces y la absolvieron. Este dramático momento subrayó la poderosa intersección entre belleza, influencia y resultados legales en la sociedad griega antigua, e ilustró cómo el encanto y el estatus personales podían moldear las normas legales y culturales.