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El designio del ‘bobo’: ¿por qué algunos circuitos están condenados a perder?

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Por Joaquín Artiles ()

Sata Clara.- Esto de que mi circuito sea una mona, un agita’o de la vida, que coja apagones todos los días, que nunca más haya tenido corriente en las noches, sin importar el déficit, me recuerda los juegos de mi niñez.

Específicamente me trae el recuerdo del juego de los escondidos. Mi circuito, por ser el bobo del barrio, le toca quedarse. Se pega al poste, tapándose los ojos. Los más grandes, abusadores, lo obligan a contar hasta cien. Allá va el bobo a contar mientras los demás se esconden y gozan a su costa.

Termina mi circuito de contar y sale a buscar detrás de las matas, en la esquina, debajo del carro americano. Logra ver a uno y sale a agarrarlo pero es más rápido que él y toca la base antes. Descubre otro y logra tocarlo pero, descaradamente le dice que nunca lo tocó. Luego se escapa otro y otro y otro…y vuelve a quedarse.

Llega un momento en que el hastío lo vence y decide no jugar más. Los grandes hablan en la esquina y deciden darle un chance y se queda otro. Mi circuito se ríe y va a esconderse. Se siente fuerte, ganador y disfruta su escondite en el portal de Felicia.

El grande no busca ningún otro escondido, lo caza, lo olfatea y lo agarra. Lo sacude del brazo, soltando carcajadas y le dice: «Te jodiste. Te toca otra vez». Ya no quiere jugar pero es una mona, un agita’o de la vida, el bobo del barrio y tendrá que seguir.

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