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Por Oscar Durán

La Habana.- Miguel Díaz-Canel es un cínico de primera. Sus declaraciones sobre el anuncio de Donald Trump de ampliar la Base Naval de Guantánamo para albergar a 30 000 migrantes ha encadenado todo tipo de reacciones por parte de la comunidad cubana tanto dentro como fuera de la isla.

¿Con qué moral Díaz-Canel habla de acto de brutalidad cuando tiene un millar de presos políticos encerrados en sus mazmorras en condiciones infrahumanas? ¿Cómo tiene el valor para expresar abiertamente que las cárceles de la Base Naval son conocidas por sus torturas, cuando a Maykel Osorbo, a Luis Manuel Otero, José Daniel Ferrer y compañía le han hecho de todo dentro de sus celdas? 

Usted puede estar de acuerdo o no con la política migratoria de Trump, pero si en algo debemos concordar todos es que Limonardo no tiene moral alguna para referirse a las decisiones del gobierno de Estados Unidos, si su autoritaria dictadura, comandada por Raúl Castro, ha cometido hasta crímenes de lesa humanidad.

Al menos los migrantes llevados a Guantánamo tendrán en la cárcel un mínimo de condiciones. Es verdad, estarán encerrados y quién sabe si con varios de ellos se pueda cometer alguna injusticia, pero que no venga Díaz-Canel a dar lección de humanismo cuando tiene a la señora Marta Perdomo sufriendo todos los días por todo el abuso que están cometiendo con sus hijos Nadir y Jorge, dos muchachos inocentes, de alma noble, separados de su familia por una arbitrariedad del régimen castrista.

Les puedo asegurar, con todas las de la ley, que el centro de detención de la Base Naval es un hotel cinco estrellas al lado de cualquier centro penitenciario castrista. El mismo José Daniel Ferrer declaraba hace unos días a todo lo que fue sometido durante el tiempo en prisión, incluso, todavía tiene un estafilococo por culpa de las malas condiciones en su celda.

Por eso mismo Canel lleva el cartelito de cínico en la frente. Lo que debe hacer ahora es acabar de liberar a todos los presos políticos, cumplir la promesa al Papa Francisco y no estar escribiendo estupideces en X sobre las decisiones de Trump.

Es más, si como migrante me dieran a escoger si voy preso para la Base Naval o deportado para Cuba, les juro por mis hijos que prefiero estar 50 años encerrados en Guantánamo y no vivir en “libertad” dentro del régimen castrista.

El día que la dictadura se caiga -ojalá eso no tarde más- deberíamos empezar a construir Cuba desde los testimonios de nuestros presos políticos. Esa gente valiente, noble y de bien no merecen estar aguantando tanta tortura y represión por tantos años. Ni el presidiario más connotado en Guantánamo ha pasado por tantas desgracias como lo han hecho todos los inocentes encarcelados por la tiranía más malvada de América Latina.

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