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El Atlético gana y respira

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Por Redacción Deportiva

La Habana.- Ganó el Atlético. Y cuando gana el Atlético, algo en el fútbol se sacude. No porque golee, ni porque maraville, sino porque su victoria suele ser una tesis de supervivencia. Hoy, en un estadio de la MLS con nombre de helado europeo —Lumen Field—, los rojiblancos se impusieron 3-1 al Seattle Sounders.

Pablo Barrios, ese muchacho que hasta ayer era promesa, escribió su nombre dos veces en el marcador y una en el corazón de la hinchada colchonera. Un doblete que no solo rescató al equipo, sino que lo mantuvo con vida en un grupo donde el PSG y Botafogo prometen guerra.

El partido fue una radiografía exacta del Atlético de Simeone: intensidad sin romanticismo, presión sin poesía. Barrios rompió el cero con un derechazo educado que acabó en el ángulo. Witsel, que ya parece jugar con bastón pero aún tiene instinto, pescó un rebote para ampliar. En medio de ese dominio, los Sounders descontaron con Rusnák, que encontró una defensa dormida y dijo presente. Pero Barrios volvió a aparecer, como si le hubieran dictado un guion en donde él era protagonista y el resto solo figurantes.

El resultado pudo haber sido más holgado, pero también más sufrido. El Atlético, fiel a su estilo, no sabe cerrar partidos con elegancia. Permite que el rival respire, que el corazón del hincha palpite a 120 por minuto. Aun así, supo administrar la ventaja. Simeone movió el banquillo con sabiduría: Correa, Griezmann, Gallagher… puro músculo y oficio para sostener el resultado. En las estadísticas, superioridad clara; en el trámite, menos contundente de lo que el marcador sugiere.

Esta victoria pone a los madrileños con tres puntos y medio pie en la siguiente fase. Pero el lunes, contra Botafogo, se jugarán el todo por el todo. Simeone lo dijo sin rodeos: “Será una final”. Y uno le cree, porque el argentino, cuando huele batalla, se convierte en general. No obstante, el equipo arrastra el desgaste de una temporada larga, y aunque el resultado de hoy le da oxígeno, la clasificación dependerá de cuánto le quede en el tanque.

El Atlético no enamora, pero persiste. Y en un torneo corto, eso basta. Hoy ganaron sin hacer lírica, sin invocar al fútbol champán, pero con la eficacia de los que entienden que la gloria también se construye a empujones. El Mundial de Clubes sigue su curso, y el Atlético, al menos por hoy, sigue escribiendo su historia con letra firme. No será bonito, pero es fútbol. Y el fútbol, a veces, también se gana con alma de obrero.

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