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EDESIO LUCHÓ COMO NADIE POR LA VIDA

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Por Alexis Díaz Pimienta ()

Sevilla.- Nunca vi a alguien luchar por su vida con tanta firmeza y pasión, en medio de un trance tan difícil y desesperanzador, como lo hizo Edesio.

Cuando su interlocutora solo pensaba, para no romper el encanto de su sueño, en ocultar los signos de su tristeza e impotencia, Edesio mostraba una confianza irredenta y un entusiasmo inédito con que expresaba su voluntad de existir sobre la tierra.

Si vivió mucho más de lo que previeron las conclusiones médicas sobre su enfermedad, pienso que fue por esto, y por el amor infinito de Idolka y Cristian que no se rindieron y que buscaron y apelaron a todo cuando pudiera extenderle la vida en una soñada, pero imposible sanación.

Hasta el final, Edesio estuvo lleno de planes, diseñando, creando proyectos que eran retos a las limitaciones que cada vez más la enfermedad implacable le anteponía. Nunca vi nada igual.

En lo personal, fue mi amigo queridísimo, a quien mucho agradeceré siempre su ayuda en momentos familiares en que su mano y su empatía fueron cruciales. Era una excelente persona, a quien su grandeza como músico y figura pública nunca se le subió a la cabeza.

Por suerte, desde que se supo de su deceso las redes sociales y los medios de prensa se han desbordado en manifestaciones de dolor, elogios a su contribución a la cultura, reseñas profesionales, que trascienden el marco de lo podría ser el obituario de un creador multifacético y rupturista.

Sus contribuciones al rock nacional, la creación de Violente, la primera ópera-rock cubana, sus exitosas experimentaciones desde la música electrónica con la obra de Chano Pozo; devolver a los escenarios y a los estudios de grabación a esa figura cardinal que es y fue Adriano Rodríguez, a quien consideraba uno de sus maestros y su segundo padre. Y su trabajo en el cine, probablemente, el más trascendente e intenso y que, con una profusa filmografía, lo sitúa como uno de los más prolíficos creadores de música original para el cine cubano.

De ella solo quiero recordar unos momentos: en mancuerna perfecta con el gran cineasta Fernando Pérez, algunas escenas de sus filmes no serían lo que son sin la música de Edesio Alejandro, como aquella de Clandestinos, que todos recordamos.

O Suite Habana, donde su música “habló” con elocuencia y se convirtió en voz de sus portagonistas silenciosos de dolor.

Como director y guionista, Edesio dejó obras audivisuales como el road movie documental “Los 100 sones de Cuba” por el que logró una nominación a Grammy Latino, y el largometraje “Mambo Man”, que tantas alegrías le trajo por los premios internacionales conquistados.

Con la inmediatez del dolor, me resulta imposible hacer una inmersión investigativa sobre la obra íntegra de Edesio, para escribir algo más prolijo que sin duda habrá que hacer.

El 6 de marzo en el Cementerio Jardín, de Alcalá de Henares, en la Comunidad de Madrid, lo despedimos un grupo de amigos que quisimos acompañar a Idolka y a Cristian, entre ellos, uno de sus mentores y maestros, el notable guitarrista cubano Flores Chaviano. El cuerpo de Edesio Alejandro ha abandonado este plano terrenal, pero será imposible que su música y la obra excelente, profusa y delicada que creó nos abandone.

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