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Por Jorge Sotero ()

La Habana.- Díaz-Canel se la pone fácil a sus detractores. Es más, hablando en términos beisboleros, si él fuera pitcher, todo el que fuera al home batearía avisado y las líneas no caerían nunca. Y para un político eso es imperdonable.

No es bueno Díaz-Canel, porque permite que su nombre sirva de coartada a la casta militar para reprimir, pero es más tonto que malo. Y pagará por eso, tal vez con su vida, por el daño que le ha hecho a Cuba.

Eso sí, cuando lo escuchas te das cuenta de que Raúl Castro, para mantener el poder en la sombra, colocó a un mequetrefe en el sillón presidencial, a un inepto en toda la extensión de la palabra.

Un político puede ser hijo de puta. De hecho, la mayoría de los que se dedican a la política lo son, pero un político no puede ir por ahí haciendo el tonto siempre, justificando su incapacidad con argumentos estériles, cual si casi implorara perdones.

Hace unas horas intenté ver, desde el sitio de la Presidencia de Cuba, el evento Patria en Red, en el que participó Díaz-Canel, y mientras mi estómago aguantó me di cuenta de que estamos en las manos de un anormal, en toda la extensión de la palabra.

No le voy a pedir a los lectores que hagan lo que yo, porque pudiera hasta darles deseos de vomitar, no solo por las palabras del Hombre de la Limonada, sino por las de todos esos que van allí a hacerle la pelota al castrismo.

El presidente más aburrido del mundo

Díaz-Canel es un tipo aburrido. Es anodino, literalmente. Y su expresión corporal lo muestra. Su voz, la dicción, sus gestos, sus argumentos, cansan, y cuesta encontrar un momento en que uno decida prestarle atención, porque dice algo coherente.

Al final, acudió al referido evento para hablar de Cuba, contar la misma historia de siempre. Incluso se atrevió a decirle a la audiencia, entre los que se encontraban muchos de los lameculos del régimen en otros países, que estaba al tanto de las sesiones «porque Lis -La Machi- me mantiene al tanto».

Como siempre, apeló a la tradicional política agresiva de Estados Unidos, al bloqueo, a lo de haber colocado a Cuba en la lista «espuria» de países patrocinadores del terrorismo. Y dijo que «quien no haya vivido esa experiencia, no tiene ideas de lo que significa estar en esa lista».

Se refirió a lo de siempre, a que Cuba es un país que opera con cuenta corriente, que no tiene créditos, pero no dijo, como siempre, los motivos. Y nadie le preguntó porqué los amigos tampoco le otorgan préstamos, si tan buenos son.

Dio el mismo sermón de siempre, sobre el uso del dinero. A lo que supuestamente destinan el dinero, desde la salud hasta las bibliotecas, y mencionó sectores a los que no les pueden dar ni un centavo, desde hace mucho tiempo.

Una sola verdad y adornada

Dijo una verdad: «la situación del pueblo cubano es muy dura», pero la adornó con mentiras, con aquello de la ‘resistencia creativa’.

Intentó explicar lo de los apagones, algo que la inmensa mayoría de los presentes desconoce. Y como siempre, habló de que habrá mejorías, de que todo irá a mejor, pero eso nadie se lo cree, aunque en aquel escenario se lo creyeron y hasta lo aplaudieron.

Dijo que los problemas de Cuba no son un problemas de gestión del gobierno, sino «que no hemos tenido el dinero para reparar las termoeléctricas», y me preguntó de quién es entonces la responsabilidad de que no haya plata.

Puedo preguntarle las razones por las cuales destinaron una parte considerable del presupuesto a hoteles y al turismo en general y no a construir o reparar termoeléctricas, o porqué no les interesa destinar fondos a la agricultura.

Su presencia en el referido foro se me pareció a la defensa de alguien, con muchas culpas, ante un juzgado. Aquellos que estuvieron allí no eran sus jueces, pero el mensaje iba dirigido a otro escenario, a los que algún día no lejano les pedirán cuentas.

Yo voy a dejar acá el link al que hago referencia, por si alguien tiene estómago para aguantar las peroratas de esos amigos del castrismo que vienen a La Habana a lavarle la cara al régimen y luego regresan a sus países contando historias ficticias.

Tal vez sería bueno que observarán la cara lastimosa que pone el dictador cubano, porque no distará mucho de la que pondrá el día que tenga que enfrentar a un tribunal para rendir cuenta de sus acciones, entre ellas los crímenes que los Castro han puesto en su mochila.

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