Enter your email address below and subscribe to our newsletter

Comparte esta noticia

Por Sergio Barbán Cardero ()

Miami.- El modismo cubano “singao”, usado como insulto para describir a este ruin, vil y despreciable, se queda corto para nombrar a Díaz-Canel, quien acaba de confirmar lo que todos sabemos. Cuba es un Estado fallido.

Con una serenidad ofensiva, fresco como una lechuga, (como si los cubanos tuviéramos siete vidas para seguir esperando por su experimento), reconoce que “no salieron bien las ideas del ordenamiento”, que no han invertido en energías renovables, ni en agricultura, ni en alimentación.

Admite que la corrupción y la burocracia siguen campantes, y que ni siquiera han sabido administrar los pocos recursos disponibles. Lo dice como si hablara de un fenómeno natural, un huracán que pasó por el Caribe y nos golpeó, no de un desastre provocado por sus decisiones políticas que han arruinado a todo un país durante generaciones.

Link del Vídeo: (https://www.facebook.com/sergio.barbancardero/videos/604814312147144)

Este inepto habla de errores como si estuviera probando un sistema operativo, vamos a formatear y reinstalar de nuevo, como si Cuba fuera un experimento inofensivo. Pero los errores del régimen no son simples fallos. Son crímenes de Estado que han condenado a millones de cubanos a la miseria, la desesperanza y el exilio.

Cuba no puede ser un laboratorio

Después de casi siete décadas de dictadura, siguen repitiendo la misma fórmula: “rectificar”, “resistir”, “confiar en el futuro”. ¿Cuántas vidas más tienen que destruir para aceptar que su modelo fracasó de manera total y absoluta?

Díaz-Canel se comporta como si pudiera equivocarse sin consecuencias, como si el país fuera su laboratorio personal y el pueblo sus conejillos de Indias. Pero no, ¡no señor! No estamos hablando de equivocaciones inocentes; hablamos de decisiones deliberadas que han matado, hambreado y desterrado a generaciones enteras.

Después de casi 70 años de mentiras, represión y ruina, no hay perdón posible. No merecen más oportunidades para rectificar. No queremos más “voluntad”, ni más discursos huecos. Queremos justicia. Queremos juicio. Y queremos prisión.

La dictadura cubana no solo ha fracasado; ha destruido a una nación. Y el mundo tiene que entenderlo de una vez.

¡El pueblo cubano no olvida, y no perdonará!

Deja un comentario